LÍNEA DE FONDO

Pedro Manuel Espinosa / Pespinosa@diariodecadiz.com

Cristiano, el nuevo galáctico

Comparar al portugués con Zidane o Ronaldinho -antes de su suicidio deportivo- es una blasfemia

EL fútbol tiende a exagerlo todo. No sólo los éxitos y los fracasos. A veces se eleva a la condición de megaestrellas a buenos jugadores, casi siempre apoyados en un poderoso marketing y una cara bonita. Sucedió con Beckham y ahora vuelve a pasar con Cristiano Ronaldo. Ambos parecen conectados por un cordón umbilical invisible que guía sus pasos con una simetría espeluznante. Los dos juegan por la banda, lanzan faltas con tiralíneas, militaron en el Manchester, provocan ataques de histeria entre jovencitas de medio mundo y... el Madrid los adora. El mismo Madrid que acaba de ganar dos Ligas tras dar carpetazo a la época galáctica, está dispuesto a cometer los mismos errores del pasado y gastarse una cantidad indecente de millones para satisfacer el ego de su presidente. Cristiano Ronaldo es un buen jugador. Punto final. Hablar de que es el mejor del mundo y compararlo con Zidane o el propio Ronaldinho -antes de que decidiera suicidarse deportivamente en los bares de la Costa Brava- alcanza categoría de blasfemia.

Otra cosa que me hace desconfiar de la conveniencia de fichar al portugués es su actitud en el culebrón que los periódicos deportivos madrileños avivan cada día. Cristiano ha ganado este año la Premier League, la Copa de Europa y la Bota de Oro, además de un buen puñado de millones de euros. Aun así, quiere más. Más dinero, más fama, más portadas, más dinero, más morbo, más dinero, más piropos, más dinero... Así de simple. Es indignante que nadie en el Madrid intentara firmar a Cristiano cuando ya despuntaba en el Sporting de Lisboa y era mucho más barato que Beckham. Es como si el club blanco fuera incapaz de adelantarse nunca a los grandes de Europa a la hora de fichar promesas y sólo se diera cuenta de la calidad que atesora el futbolista en cuestión cuando triunfa en el fútbol italiano, el inglés o el alemán. Al Madrid no le hace falta Cristiano Ronaldo, sino Diego, un brasileño del Werder Bremen que juega como los ángeles pero que no es tan caro ni tan guapo.

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