Crimen en Cádiz

Chesterton había planificado y ejecutado con frialdad cada asesinato que resolvió Father Brown

Nunca hago publicidad aquí de los actos literarios en los que participo. Para algo están las invitaciones y la cartelería del evento y, además, bien sé yo que estamos todos muy ocupados para poner a nadie en el compromiso de otro evento cultural más. Si hoy hago una excepción es con la intención de no hacerla. No pretendo animar a nadie a venir esta tarde a la presentación gaditana de los aforismos extraídos de Chesterton en el voluminoso volumen Un buen puñado de ideas, sino todo lo contrario. Diré aquí lo gracioso del evento, y así ustedes podrán dedicarse a lo suyo tranquilamente después.

Más que presentación será performance. Yo estoy cada vez más gordo, con lo cual haré bien al menos la silueta de Chesterton. Éste, cuando se levantaba en el tranvía, era el más galante de los londinenses: tan caballeroso que dejaba sitio libre para dos señoras. Yo me sentaré por dos señores, porque represento también al otro editor del libro, Luis Daniel González, que no ha podido venir desde Valladolid, donde mora. Hasta ahí, nada que no fuese previsible. Lo sorprendente es que el presentador, don Andrés Jorge Muñoz Luque, sacerdote, hará de perfecto Father Brown. Él viene a presentar el libro en calidad de chestertoniano irredento (si eso puede decirse) y anglófilo perdido. Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (otro recuerdo a Luis Daniel), haremos un buen número entre su sotana y mi cintura.

La broma no es tan ingenua como parece. Decía Chesterton que él se consideraba un auténtico criminal porque cada asesinato que su detective Father Brown había resuelto lo había planeado cuidadosamente y ejecutado con frialdad y alevosía con todo lujo de detalles, menos apenas el golpe de gracia. Father Brown también reconoció que él pensaba y sentía como el asesino, para prenderlo. Nosotros, ¿no habremos despedazado la obra de Chesterton sacando de sus ensayos, novelas, cuentos, poemas y obras de teatro las pocas líneas de unos miles de aforismos?

Yo creo que sí.

Menos mal que D. Andrés Muñoz, G. K. Chesterton, Father Brown, Luis Daniel González (desde Valladolidad), el lector perspicaz y yo mismo creemos en todo tipo de resurrecciones. La de la carne, y la que se da cuando el lector inteligente pone cada pieza en su sitio. Los aforismos de Chesterton cuentan con eso y con animar a sus lectores a una lectura íntegra de las obras originales. No llegará la sangre al río.

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