Los populares siguen sin aclararse lo mismo en Cádiz, donde no dan una, que en Madrid. No saben si ejercer sin dar un respiro al Gobierno, al dictado de la vieja guardia, para evitar que Vox gane terreno por la derecha, o si moderarse para ganarse al votante huérfano del centro. Entre estos últimos se alzan en el debate nacional las voces templadas de Núñez Feijóo y Juanma Moreno. Son partidarios de no crispar el ambiente a rebufo de unos voxeros que ven a Pedro Sánchez como un presidente poco más o menos que ilegítimo. Pero los aznaristas que rodean a Pablo Casado le animan a seguir esta línea librando una guerra sin cuartel.

Aquí en Cádiz, frente a la nueva hornada de concejales del PP, defensores de un discurso menos agresivo, basado en propuestas de ámbito económico y social, se impone la sombra de los ediles que encabezara Teófila, que optan por la oposición implacable y de brocha gorda, menos inteligente, para derribar a José María González. Prueba de que los más veteranos cortan el bacalao es la designación como portavoz de cara a la galería de Camen Sánchez, también del anterior equipo, para garantizarle, de paso, una mayor asignación de tapadillo. En realidad, Juancho Ortiz seguirá siendo el referente, ahora con la chorrada de su nuevo cargo como presidente del grupo. Y para no dejar dudas de su línea dura, Ortiz insiste en calificar al alcalde como un "flojo" que "ni trabaja, ni quiere trabajar". También le apremia, con más carga de profundidad, a que traslade a su colega Pablo Iglesias las prioridades para Cádiz, pero al dedicarle por sistema tantos descalificativos, su mensaje se diluye.

Kichi parece tentado con la idea de instalarse en la confrontación, tanto con la oposición, como con la Junta, al precio de que las inversiones y los proyectos para Cádiz se frenen mucho más tiempo. No engaña a nadie, para ello le basta con su regate corto, ese aparezco y desaparezco de la esfera pública según convenga, y con lanzar unos cuantos tuits envenenados al aire para su militancia. No le hace falta exponerse ni rendir cuentas. Y eso que su gestión de estos años ha sido más bien limitada, pero enfrente no parecen gozar de mucho criterio para contrarrestar su figura, resignándose a la crítica infantil.

Los populares esperan darle caza sin saber cómo, a veces con el semblante del Coyote ante Correcaminos, desesperados y con la escopeta cargada, mientras él aguarda en la madriguera. En cierta sesión, cuando presidía el Gobierno, Azaña dijo que "si soy un mediocre, mejor para los demás", para deslizar con ironía que la oposición era aún peor. Kichi quizá piense lo mismo: 'Si soy flojo y acabo de ganar con autoridad, ¿cómo será el resto?' Y si la oposición no quiere darle la razón, tendrá que hacer algo más. Por fortuna, mientras ellos juegan, entre la clase dirigente y los ciudadanos están los guardias y los médicos, los profesores y los juristas, los inspectores y los barrenderos, quienes hacen que la cosa pública funcione. Muchos de ellos, funcionarios ninguneados por los gobernantes, que prefieren tener cerca a los acólitos, para deshonra de la Administración. ElPP tiene tiempo, pero si Juancho no combina la crítica con buenas iniciativas, se expone a quedarse con la cara del Coyote.

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