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Kiko / Cuadrado

Cosas que pasan

EN cuanto a política se refiere, lo de La Isla sigue siendo una entrega por capítulos de una mala telenovela. Los resultados de las elecciones por una parte eran de esperar y por otra una gran sorpresa. Se puede decir, sin hacer un gran análisis, que tendremos alcalde por accidente.

El PSOE enfrascado a toda costa por tumbar a cualquier precio a De Bernardo con una estrategia de acoso y derribo le ha dado resultado, pero por detrás se ha colado, uno de los corredores que no contaba en las apuestas. El castigo general de los españoles al partido de Zapatero y esa mala táctica de sus representantes locales ha vuelto a dejarlos sin posibilidad de gobernar. Al que será nuevo alcalde, si le sirve de consejo, debe ser más cauto y moderado en su discurso. Cosas como que el autobús pasará sí o sí, por la calle Real, y otras cosas fuera de tono, dice muy poco del que acaba de llegar y conoce muy poco de la idiosincrasia cañaílla. Esto no es Cádiz, ni Chiclana, ni Puerto Real. Es una tierra difícil y con esa idea hay que afrontar el mandato. Tampoco la alcaldía se gestiona como una empresa y mucho menos como un club de fútbol. La falta de experiencia como gobernante de él y todo su equipo debe plasmarse más en hechos que en tantas palabras antes de coger el bastón de mando. La Isla y sus habitantes somos peculiares, pero es lo que hay. Trabajar duro y con humildad son las únicas medicinas.

Aquí hay muchas cosas por terminar, cuantioso trabajo que hacer y si no se afronta con esa idea y con respeto, por mal camino vamos. Hablar de revolución en San Fernando, como también ha hecho el futuro primer edil isleño suena a utopía o a cachondeo. Prefiero pensar en lo primero, es más romántico y no tengo motivo alguno para especular con lo segundo.

Créanme que deseo todo lo mejor a los nuevos gestores, porque aunque hace tiempo que dejé de creer en los partidos, en el equipo que forman los nuevos gobernantes tengo buenos amigos y para ellos quiero el triunfo. Además necesito creer en ellos. Pero que no se equivoquen, correr tanto antes de empezar la carrera no es buen síntoma. La campaña electoral ha sido penosa, como los últimos cuatro años: una guerra sin cuartel en busca del poder de la forma más maquiavélica posible y aunque en política vale casi todo, deja muy tocado al que utiliza malas argucias. Por otra parte, los plenos deben dejar de ser una vergüenza para el que los ve y mucho más sin en ellos no se consigue cosas positivas.

Hay que destacar, que todo lo hecho por el anterior gobierno no ha sido malo, es más ha habido muchísimas más luces que sombras, la ciudad ha cambiado casi por completo, con el mérito añadido de los obstáculos con los que ha trabajado. En este sentido hay una parte de un precioso poema del argentino Víctor Abel Jiménez , "Cosas que pasan", un relato criollo y gauchesco que dice: "se olvidó mil cosas buenas, por una que salió mala… De arriba abrí la tranquera, eché el pañuelo a la espalda, por costumbre, prendí un negro, talonié mi moro Pampa, y ya me largué al galope, chiflando como si nada. Nadie salió a despedirme cuando me fui de la estancia, solamente el ovejero, un perro nomás. Cosas que pasan".

Por el contrario, De Bernardo y su equipo deben salir de la Alcaldía con la cabeza bien alta y con el agradecimiento de los ciudadanos. Hicieron mil cosas buenas y una bien mala. Cosas que pasan. Pero ojalá podamos decir lo mismo del próximo alcalde cuando termine su mandato.

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