AYER Pedro González Tuero, mi amigo de toda la vida, me ha levantado la perdiz, me ha madrugado el artículo. Yo no iba a llamarlo "Recaderos", como él ha hecho, sino "Cosarios", que es un poco de lo mismo y se me antoja algo más distante. Recadero tiene una significación de cercanía, bien mirado, que ha reflejado muy bien Pedro. Digo que a todos los que escribimos aquí y allí de aquí o de allá, seguro que a todos, nos pasa lo mismo, que somos de nuestros lectores. Digo que, como quiera que establecemos un diálogo con el lector, un diálogo franco, muchas veces palpitante, el lector obtiene la familiaridad suficiente para pararte en la calle y comentarte lo que has escrito, para pedirte que escribas de esto o de lo otro que lo ocupa y le preocupa.

Como a Pedro, también a mí se me acercan muchos y me dicen que escriba de los asuntos más variados, desde lo que habría que hacer con las palomas, verdaderas ratas con plumas, hasta que no hay derecho que un bache lleve tanto tiempo sin repararse o un jardín sin hermosearse. Yo, de verdad, como tengo en la cabeza la medida del artículo, el número de palabras que me obligan, me digo que no sé cómo puedo decir lo del bache o las palomas o el jardín en todas las palabras, si con unas pocas dicho está y quien tenga la obligación debería satisfacerla.

El problema está, investido en esta característica de "cosario", si de llevar las "cosas" de un lado al otro se refiere, cuando algunos vienen a decirte, con una seguridad completa, que "Clemente no ha sido solo, que hay muchos más" o descalificaciones fundamentales que, a algunos se lo he dicho, si yo las pusiera aquí me vería en la Plaza de San José declarando como presunto autor de un delito de injurias y calumnias.

No sé si mi buen Pedro González Tuero estará de acuerdo pero esto ocurre, además, porque los ciudadanos no encuentran los caminos de participación en el gobierno de la ciudad. Esto es, ni tienen ganas de militar en un partido político, ni se sienten seguros escribiendo una carta al director del Diario o al Alcalde, denunciando el estado de una acera o los jardines de su barrio. Lo cual que describe el foso que se ha establecido entre representantes y representados, un foso que abona la abstención electoral y el descrédito de la Política democrática.

En una democracia de buena calidad ni hacen falta recaderos ni cosarios, pero claro, tampoco podría darse un gobierno como el que ahora tiene San Fernando, con un alcalde apoyado por 8 concejales en una Corporación de 25 concejales. Lo que se dice una vergüenza y un desprestigio de las instituciones que auspician a aventureros y trileros dispuestos a aguantar lo que le echen por estar en el poder.

Sí, a Pedro, como a mí, seguro que muchos se han acercado para que escribamos cosas imposibles. Nosotros, estoy seguro que él piensa lo mismo, lo haríamos de buena gana, pero no podemos. Recaderos y cosarios, sí, pero ma non troppo.

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