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La tribuna

Ana M. Carmona Contreras

Corrupción: manual de supervivencia

LA publicación de unos comprometedores papeles cuya autoría se imputa a Luis Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular y de los que se desprende la existencia de un sistema de pagos en dinero "negro" a su cúpula dirigente, supone un serio revés para Rajoy. Con los (presuntos) papeles de Bárcenas aireándose en los medios de comunicación y los cada vez más inquietantes datos recabados por la investigación judicial del caso Gürtel, apuntando directamente a la ministra de Sanidad, el presidente del Ejecutivo ha asumido una estrategia autodefensiva, basada en la negación de los pagos, así como en el rechazo de la veracidad de tales papeles.

Atrincherado en el argumento del desconocimiento de los manejos de Bárcenas y apelando a su inocencia, Rajoy pretende aguantar el actual temporal hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Lo arriesgado de esta apuesta y lo incierto de su éxito resultan, sin embargo, evidentes: no sólo porque ya algunos de los señalados en los "papeles" han admitido haber recibido pagos del ex tesorero, sino también y sobre todo porque en el interior del partido ya se están alzando voces, aunque todavía en privado, que abogan por una estrategia diversa.

La extraordinaria magnitud del escándalo, unida a su indiscutible potencial desestabilizador sobre el partido gobernante, impone un ejercicio de transparencia y responsabilidad en clave esencialmente políticas. Ya se sabe que en España, ante los casos de corrupción en el seno de los partidos, los habituales remedios pasan por apelar al correspondiente endurecimiento de las normas y, asimismo, por remitir a la Justicia el esclarecimiento de los hechos. Pero no nos engañemos, ambas vías, con ser importantes, resultan insuficientes. Y es que las leyes no son la panacea que, cual milagroso bálsamo de Fierabrás, por sí mismas eliminan conductas asentadas en el devenir habitual de los partidos. Porque, con todos los matices que impone la gravedad de este caso, la existencia de vías irregulares de financiación parece formar parte de la intrahistoria de los partidos.

La solución a esta situación, pues, no puede hacerse depender únicamente de la aprobación de normas más estrictas. Bienvenida sea toda reforma legislativa en aras de una mayor transparencia y unos controles públicos más estrictos de las cuentas de los partidos. Ahora bien, estamos ante una condición necesaria, pero cuya efectividad requiere un contexto receptivo. O lo que es lo mismo, exige un cambio importante de actitud por parte de sus destinatarios, los actores políticos.

Por otra parte, hay que tener muy claro que estos casos de corrupción política no se resuelven exclusivamente ante los tribunales de Justicia. Ni mucho menos. La constatación de conductas delictivas y la correspondiente imputación de responsabilidad penal nos sitúan ante una dimensión fundamental del tema: la jurídica. Pero el enfoque judicial no puede ser el único criterio valorativo a la hora de despejar las incógnitas planteadas. Sencillamente, porque los jueces cuando dictan sus sentencias lo hacen sobre la base de los datos acreditados en el proceso y en función de unas reglas muy precisas.

Por lo tanto, la verdad "judicial" no tiene por qué coincidir ni identificarse con la verdad "a secas". Así, la imputación de responsabilidad jurídica que se deriva de una sentencia no agota la exigencia de otra modalidad esencial de responsabilidad, la de índole política. Precisamente, aquella que se deriva del código ético que ha de regir la actuación política y que básicamente se resume en la idea de rendir cuentas (accountability) ante la ciudadanía, de dar explicaciones por los actos realizados, de asumir la responsabilidad de los propios hechos.

Desentrañar judicialmente la tupida maraña de irregularidades que plantean los actuales casos que azotan al PP supondrá un esfuerzo ingente y exigirá unos tiempos necesariamente dilatados. Con una opinión pública extraordinariamente sensibilizada ante la constatación del continuo crecimiento de los tentáculos de la hidra Gürtel, así como ante el anuncio de nuevas entregas de los papeles de Bárcenas, resulta claro que la presión sobre Mariano Rajoy va a hacerse cada vez mayor. En tales circunstancias, el manual de supervivencia política impondría un radical cambio de estrategia que, aplicando los objetivos generales declarados por el Gobierno sobre la necesidad de una mayor transparencia en los asuntos públicos y, asimismo, de regeneración del sistema político, sustituya la filosofía de "quien resiste, gana" y proceda a asumir tanto la existencia del problema como la necesidad de resolución en clave interna. Llegados a ese punto, la puesta en marcha de una investigación independiente orientada a depurar las eventuales responsabilidades en el seno del partido se perfila como imperativo ineludible.

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