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El Corpus en Cádiz

No se les echará de menos porque ni el alcalde ni su gobierno han participado en estos cinco años en el Corpus

La celebración del Corpus Christi ha sido en nuestra ciudad una de las más solemnes y cuidada. Y no solo por las autoridades religiosas, obispado, clero, cofradías y asociaciones, sino también por los poderes civiles y sobre todo, por el Ayuntamiento de la ciudad. En el Cádiz de las Cortes, a principios del siglo XIX, la festividad del Corpus era la fiesta por excelencia. Así lo escribe Ramón Solís, en su libro "Cádiz de las Cortes" y añade que la tradicional procesión, brillante y lucida, tomó mayor incremento durante aquellos años. Relata que un acta del Ayuntamiento en 1810 se pide al Cabildo que amplíe la carrera del Corpus, porque con el aumento de participantes en la procesión, llegaba la cabeza de ella al templo cuando aún no había salido de él la custodia. Se detalla en el libro la procesión de 1811, con la asistencia del Regente, el nuncio de su Santidad y el Cabildo. A todos sus individuos el Ayuntamiento les dio vela de cera de dos libras. En mayo de 1812, cuando estaban en su punto culminante los bombardeos de los franceses, salió no obstante la procesión por su itinerario habitual. "Más no dispararon", nos cuenta el ilustre autor. Este año, el domingo, el Ayuntamiento no estará, bajo mazas en la celebración de la catedral siguiendo, nos dicen, las recomendaciones sanitarias. No se les echará de menos, porque ni el Alcalde ni su equipo de gobierno ha participado en ella, desde que llegaron al Ayuntamiento hace 5 años

Hoy se habla mucho como reclamo turístico de los Corpus de Sevilla, Granada y Toledo, pero para mí, niño en los años 40 del siglo pasado, el Corpus de Cádiz, el único que conocía, era el mejor de todos. No solo porque su custodia es la procesional más alta de España, con sus 5,47 metros de altura y 391 kilos de plata de ley, de la que tradicionalmente es capataz Jose Julio Reyeros. Destaca "el cogollo", atribuido a Arfe, de estilo gótico, que es otra pequeña custodia. Y tan importante era la festividad en Cádiz, que tenía su réplica en el "Corpus Chiquito" que salía de la iglesia de San Antonio, días después. Recuerdo haber presenciado la procesión muchos jueves en las sillas de la calle Nueva, mezclándose el olor del tomillo, que alfombraba el pavimento, con la grasa del armamento de los soldados, que cubrían la carrera. Entonces en Cádiz se celebraba una corrida de toros, con los matadores de moda y la entonces Av. Canalejas, se llenaba de público para presenciar desde las aceras, la salida de los toros. Recordarlo es volverlo a vivir.

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