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Corbacho en la Semana Santa

Era un gaditano auténtico. Consiguió lo que otros no pudieron y empezó a crear la Semana Santa del siglo XXI

Ha pasado otra Semana Santa. Entre el tiempo, los detalles y la nueva carrera oficial, se quedó la noticia luctuosa del fallecimiento de Rafael Corbacho. Recibió un homenaje en vida, cuando su salud ya estaba deteriorada, en el que las hermandades gaditanas recordaron lo mucho que aportó para que la Semana Santa tuviera un mayor reconocimiento en una ciudad donde se la ve como la pariente pobre de las fiestas locales. En los tiempos de Corbacho presidente del Consejo, para colmo, tuvo que lidiar con una generación de curas contrarios al folklore de la Semana Santa. De modo que el enemigo lo tuvo en casa, más que nada. Ayudó a un cambio de mentalidad.

Rafael Corbacho murió un Lunes Santo, el día que sale La Palma, una de sus cofradías. Fue enterrado el Martes Santo, día en que sale Piedad, otra de sus cofradías. Era la víspera del Miércoles Santo, día en que sale la cofradía que él reconstruyó cuando se llamaba Luz y Aguas, como inequívoca referencia a los servicios municipales, además de a sus imágenes titulares. Se han publicado varias veces las historias anecdóticas sobre el patético estado en el que se encontraban los enseres de esa cofradía en el antiguo cine Municipal y otros detalles propios de los tiempos. También se sabe que gracias a sus gestiones volvió a abrir la Catedral sus puertas para las cofradías. Antes pasaban de largo y no había ese problema para definir la carrera oficial.

Puede que Corbacho haya muerto dos veces. En los últimos años vivió apartado, a causa de su enfermedad. Estaba tan indisolublemente unido a su esposa, que cuando ella falleció, Rafael empezó a morir en vida, sin disimulo. Pepita era para él algo más que una esposa, lo mantenía como era y le daba fuerzas contra las adversidades. Sus últimos años fueron tristes, ajenos ya a los ajetreos diarios. Por eso, al morir ahora, se ha certificado su defunción.

Sin embargo, en este tiempo pascual, el ejemplo de Rafael Corbacho debe ser alegre y positivo. Era gaditano auténtico, lo que se notaba en su forma de proceder, para lo bueno y para lo malo. Eran otros tiempos, con otros cofrades. Sin embargo, consiguió lo que otros no pudieron y empezó a crear la Semana Santa del siglo XXI. Los tiempos pasados, cuando se hablaba de nacionalcatolicismo, no fueron mejores, sino peores. Había cofradías que algunos años ni siquiera salían. Rafael ayudó a remontar eso. Algunos de los problemas de ahora, de los que se viene hablando durante años, le hubieran durado a él menos de media hora.

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