NO hay nada más fácil que tejer una teoría de la conspiración para tratar de encontrar la explicación de todo. Mucha gente tiene un gen defectuoso por el que trata de ver fantasmas en todo lo que se mueve. Si alguien aprueba unas oposiciones por derecho dejándose la vida en ello, siempre habrá alguien que dirá que es un enchufado porque tiene un familiar que conoce al primo del cuñado del suegro del vecino del quinto que es amigo del concejal de turno. Si los periodistas escriben de una cosa, siempre hay unos pocos o muchos que dicen que es porque este partido pone publicidad en el medio, porque le tienen manía a este o aquel e incluso porque hay una serie de intereses ocultos que ni en una película de espías son posibles. La gente juzga muy a la ligera, a veces incluso haciendo daño, cuando habría que preguntarle a ellos si les gustaría que se dudara de cada paso que dan.