La Azotea

Pilar Vera

pvera@diariodecadiz.com

Comer, beber, cantar

Siempre es bueno tener un motivo para beber y comer. Anoche, los escoceses tuvieron el suyo. La Burns Night recuerda la obra y figura de Robert Burns, poeta exaltado cuyo retrato estaba en el fondo de pantalla del móvil de lord Byron. Este Burns era un crápula al uso -encuentro imbatible que obsequiara a una enamorada con un poema laudatorio... ¡sobre sí mismo!- pero su efemérides marca una excusa para que los habitantes de más allá del Muro cenen haggis (el susodicho le dedicó unos versos pero no hay forma de explicarlo que no sea repulsiva), sorban whisky en cuenquitos y brinden por la poesía (en la noche de la poesía, hay que ir con un poema a cuestas). Como figura a recordar, pues no sé si el joven Bob era un tipo muy honorable. Pero bueno, llámalo Robert, llámalo Virginia (Woolf): lo importante es la música. Y no es por ser cuñada, pero qué quieren que les diga: el jabugo aún está esperando a su poeta inmortal.

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