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EL ALAMBIQUE

Enrique / Bartolomé

Columnistas

NO tengo arreglo. A media hora de cerrar el periódico y mi columna aún permanece en el ordenador por un despiste que a punto está de costarme el primer fallo en la entrega, después de diez años enviando líneas de opinión. Y aquí me tienen intentando hacerles llegar lo que en estos momentos se me ocurre. Créanme si les digo que la mayoría de las veces decido el motivo de la columna que leen cada miércoles la tarde del martes, ni doce horas antes. Siempre me coge el toro. Aunque he comprobado igualmente que es la manera más fresca y apasionante de escribir. Los que me conocen saben que me encuentro más cómodo ante un reto con poco espacio por delante que frente a un problema con cierta lejanía en el tiempo. Será porque la escritura, a la que dedico algo de mi tiempo cada día, sale de mi pluma con más contenido cuando alguien espera con el reloj en la mano. De cualquier manera en este caso apuré demasiado, o mejor dicho me equivoqué en exceso.

Pero miren ustedes por donde, me vienen a la cabeza multitud de reflexiones que uno hace y que tienen que ver en este caso con la decisión de tratar de exponer ante ustedes el asunto de cada semana. No crean que es fácil reducir a poco más de mil y pico caracteres tal o cual cuestión. De dar en la tecla de lo que quieres decir, de poner las cosas en el sitio que crees le corresponden. Y además hacerlo en tiempo y forma. Decía un amigo que lo importante en la vida es saber utilizar los tiempos adecuadamente. Y tenía razón, no se trata tanto del cómo, del dónde o del por qué, sino del cuándo.Durante estos años en los que la columna alargada que leen ha pasado por multitud de vicisitudes de titulares y de circunstancias, he tratado de contar lo que veo tal como le veo. Y me he encontrado de todo. Esa publicación que ni siquiera arranca un "leí tu columna", hasta aquella otra que llegas a emocionarte por la calidad de las cosas que te dicen. Del cielo al infierno sin pasar por el purgatorio.

Pero esto es así, los que voluntariamente hemos decidido dar la cara y firmar nuestros pensamientos tenemos la suerte -al menos eso creo-, de sacar de dentro lo que tienes. Aunque a veces haya que recurrir al 'más difícil todavía', con tal de que la entrega llegue a todos ustedes en forma y casi en tiempo.

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