El negacionismo de la acción del hombre sobre el cambio del clima es como negar que fumar produce cáncer o admitir que el 1% de los dentistas que recomienda chicles con azúcar tiene razón. El alcalde de Madrid tenía que borrar, por motivos políticos, la principal acción de su antecesora: un centro de una de las ciudades más contaminadas de Europa sin coches. Por motivos políticos hubiera sido capaz de afirmar que la tierra es plana, que al ritmo que van las cosas no será tan descabellado. Por otros motivos, a veces uno piensa que caprichosos, el presidente de Estados Unidos sigue negándose a aceptar los tímidos acuerdos de París. Contaminar es algo que gusta a una parte de su electorado, sólo por dar por saco y quitarle la razón a todos eso sabihondos científicos que han demostrado que nos encontramos ante dramáticas evidencias. Aquí en la provincia hay ejemplos ya: la playa de Montijo o las medusas mediterráneas.

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