Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

El otro día tuve una falsa alegría. Leí con entusiasmo que el modelo de los centros comerciales había entrado en crisis, que en Estados Unidos están cerrando a mansalva. Digo falsa alegría porque creí que el motivo de la crisis era el hartazgo de la ciudadanía por ser expulsados de la ciudad, tratados como coches viejos derivados a polígonos industriales. Cansados de ser como animales estabulados, con su abrevadero, su espacio pequeño y medido de esparcimiento falso y su comedero de pienso de mala calidad. Creía que la gente quería volver a la ciudad habitada y habitable, no a una sucesión de bares y edificios en ruina. Creí que había esperanza. Pero no.

Al parecer los centros comerciales cierran porque el mercado de internet crece. Tanto expulsar a la gente de su entorno y no atenderla que, el paso siguiente es el que se está dando. Para poca salud ninguna y compro a distancia de verdad, pero sin tener que moverme. Triste avance para los que descendemos de los fenicios y nos gusta mirar a la cara en una tienda cercana, amable y especializada.

Algunas ciudades parecen rendidas a su propia decadencia, abocadas a degenerarse y perder su personalidad e idiosincrasia. Su hundimiento se produce desde dentro y desde fuera. Desde fuera porque son invadidas por turistas que sólo buscan la foto ante la imagen célebre y poco más. A cambio toda la ciudad se rinde a sus pies, pero en barato. Desde dentro, la ciudad es incapaz de ofrecer otra cosa que su propia postal y bares malos de fritanga, cubos de cerveza, falsas comidas típicas que son auténticas porquerías, tiendas de recuerdos fabricados en china y venta de alcohol 24 horas.

Cuánto más bella es una ciudad peor suerte corre. No digamos si para su desgracia tiene un puerto de mar que permita a los cruceros desembarcar por horas a su mole de pasajeros que toma la ciudad a cambio de una botellita de agua para el camino. Las ciudades han dejado de ser hospitalarias para sus propios nativos que van perdiendo su cotidianeidad y su apego, a la espera del fin de semana que les permita huir de tantas incomodidades. Comprar por internet no deja de ser otra huida. Hacer la ciudad habitable y generar una ciudadanía implicada en hacer la ciudad misma es el gran reto actual. Arquitectos y políticos tienen ese gran desafío. Lo tenemos todos. Si no, nos pasaremos la vida queriendo huir de donde vivimos y visitando lugares que ya no existen.

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