Chupar las cabezas

Puede pasar que el cuplé de las cabezas de langostinos sea fijo, como el de los cigarrillos electrónicos

Con el sombrero en la mano, y con el debido respeto, se debe decir que uno no se explica estas cosas. ¿Por qué el Ministerio de Sanidad informa que chupar las cabezas de las gambas y los langostinos es perjudicial para la salud, precisamente ahora? Ahora es cuando las pescaderías y marisquerías están haciendo su agosto en diciembre, con las ventas para las fiestas navideñas. Ahora es cuando los más afamados autores del Carnaval están en plena ebullición para redondear sus repertorios de cuplés en febrero. Puede pasar que el cuplé de las cabezas de langostinos sea fijo, como el de los cigarrillos electrónicos. En otros tiempos, más machistas, se hubiera cantado que la prima Choni era la que mejor chupaba las cabezas. Pero ahora no se puede decir así, por si acaso.

En Casa Bigotes y en Romerijo supongo que habrá sentado fatal. En Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María se mueve mucho dinero en estas fechas y con este producto. Al menos, cuando fastidiaron a los sabores de Paterna, quedaba bastante tiempo para darle un lavado de cara a la carne mechada. Una cosa era que los sevillanos de Magrudis se comportaran como presuntos guarros con los productos del cerdo, y otra que no se pudiera comer de otras marcas. Según algunas leyendas, Barack Obama comió chicharrones cuando estuvo de visita en Sevilla. Y todavía sigue vivo.

Con las cabezas de las gambas y los langostinos pasa lo mismo. Tienen cadmio y no es bueno para la salud. Pero ya se ha advertido que sólo causa daños en altas dosis. Te tienes que comer dos kilos de gambas tú solo a la semana, o algo así, para que siente mal. Si te comes dos kilos de gambas del tirón, lo normal es que sea de digestión complicada. Con cadmio o sin cadmio. Por lo demás, no afecta a las personas poco aficionadas al marisco; ni a los que nunca nos comemos las cabezas de las gambas ni de los langostinos, pero sí todo lo demás. "Te pierdes lo mejor", se suele decir.

Los ayuntamientos de José León de Carranza y Jerónimo Almagro adquirieron justa fama por sus convidás a gambas y langostinos en el Vaporcito de El Puerto, con motivo de los almuerzos del Trofeo Carranza. Entonces nadie se quejaba por el cadmio. Los tiempos han cambiado. Ya no hay alcaldes como esos que invitaban a almuerzos opíparos con cadmio, ni tampoco Vaporcito, ni siquiera Trofeo, ni pronto habrá gambas ni langostinos, como sigamos así.

A quienes chupan las cabezas les recomiendo que tengan cuidado, pero no se asusten, que hay cosas peores para chupar.

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