Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Chiringuitos

Romper ese candado era imposible hasta que Susana Díaz tuvo un empacho de soberbia y se creyó que el poder era eterno

Hace 40 años la Confederación de Empresarios de Andalucía hizo una campaña contra el PSOE en las primeras elecciones autonómicas. El gusano de la manzana era el Partido Socialista. Esa campaña provocó la primera de las muchas mayorías absolutas de las que disfrutaron los socialistas a lo largo de 36 años, con cinco presidentes que de una manera u otra extendieron la red clientelar que permitía mantener el gobierno de la región más poblada de España. No cabe duda de que los gobiernos autonómicos modernizaron Andalucía, gracias en parte a los fondos europeos: se creó el SAS, se construyeron gran cantidad de colegios e institutos, se mejoraron las infraestructuras. Andalucía pegó un salto espectacular aunque no redujo el diferencial con el resto de España. Nos mantuvimos en el furgón de cola en todos los indicadores, de manera especial en el empleo. Junto a este aluvión de inversiones el PSOE creó una trama que llegaba hasta la última barriada, hasta la más remota pedanía. Se creó una ingente cantidad de organismos, empresas, fundaciones, eso que luego se llamaron los chiringuitos. Se creó Canal Sur con el infausto Salvi Domínguez al frente, al servicio de los intereses socialistas. Siempre había uno del PSOE para dirigir cualquiera de estas empresas, todas ellas repletas de empleados que, oh casualidad, eran militantes, familiares de militantes, mujeres de cargos públicos socialistas (con o sin wordperfect) hasta el infinito y más allá. Alguien podía hacer una investigación del número de concejales del PSOE que son empleados de todas estas entidades. En 1992 cantaban Tres Notas Musicales: "Yo tengo una prima que toca el oboe y otra contrabajo, desde que está en el PSOE". Aquella red se completaba con el pesebre que ofrecían en primer lugar las diputaciones y después los ayuntamientos socialistas. En esa red clientelar surgieron los ERE y la FAFFE. Romper ese candado era tarea imposible hasta que Susana Díaz tuvo un empacho de soberbia y se creyó que el poder era eterno, momento en el que PP, Ciudadanos y Vox le arrebataron el gobierno. Si alguien pensaba que iban a cumplir su promesa de acabar con los chiringuitos, se equivocaron: lo que hicieron fue sustituir a los colocados del PSOE por otros del PP, daba igual que fueran cajeras de Unicaja o porteros de discoteca, bastaba con que fueran amigos del poder de turno, Bendodo o Sanz, para tener un carguete por la misma cara. Ahora Canal Sur manipula con mucho mayor descaro que antes, gracias a los que han colocado PP y Ciudadanos al mando. Por eso nadie se cree a Macarena de Salobreña cuando anuncia unas tijeras de podar. Su jefe de campaña estaba al frente de Canal Sur.

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