La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Celaá y el PSOE se retratan

Lo inhumano de la respuesta adquiere toda su insultante bajeza por el hiriente tono de señora bien clasista

Defendiendo la educación especial como "una herramienta extraordinaria para la integración" el diputado del PP Juan José Martí se dirigió a la ministra Celaá aludiendo, con lógica emoción, a su hija Andrea: "Ha recibido toda su educación en un centro especial y ha pasado por la universidad haciendo un grado especial. Hoy trabaja, su integración en el ámbito laboral es inmejorable y su inclusión social es plena. ¿Sabe por qué? Porque su formación ha sido adaptada a sus capacidades. Andrea tiene síndrome de Down y ha podido desarrollar todo su potencial". Celaá le respondió: "Señor Matarí, ¿de dónde viene usted? ¡Qué lejos viene! ¡De que lejos viene! Usted no tiene ningún contacto, ni con el mundo educativo ni con los padres ni con los hijos ni con los profesores. ¡Usted no sabe de qué habla!". Lo descarnadamente inhumano de esta respuesta adquiere toda su bajeza por el hiriente tono altivo, de señora bien clasista y sin empatía, que utilizó la ministra.

La ceguera ideológica sumada a la altivez clasista del usted no sabe con quién está hablando de Celaá se permitió el insulto ("¿de dónde viene usted? ¡de qué lejos viene!") y el desprecio ("¡usted no sabe de qué habla!"). Por lo visto ser padre de una niña con síndrome de Down y ocuparse de su educación hasta lograr su plena integración supone no tener ningún contacto con el mundo educativo, con los hijos y con los profesores.

Podría decirse de la ministra lo que el diplomático, escritor y docente mexicano Manuel Payno escribió de la protagonista de su cuento Amor secreto, publicado en 1843: "¡Ah, si las mujeres ricas y orgullosas conocieran cuanto vale ese amor ardiente y puro!". Era el lamento de un hombre despreciado por una altiva mujer. Ahora lo despreciado es el amor de un padre por su hija. No ha sucedido en 1843, sino en 2021. No se trata de una melodramática ficción romántica ambientada en salones decimonónicos, sino de un hecho real sucedido durante una sesión de control al Gobierno. Y la mujer que profirió estas insultantes y despectivas palabras -¡y con ese tono!- no es una señorona clasista de cuento o novela, sino una ministra socialista.

Si esto es propio del PSOE, que venga Pablo Iglesias (Posse, no Turrión) y lo vea. Joaquín Leguina ha dicho: "El PSOE no existe, es una sigla propiedad de un señor llamado Pedro Sánchez". Pero sí que existe. Como caricatura de lo que fue.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios