AFRONTAMOS un otoño caliente y recortado. Protestan los funcionarios (ahora llamados empleados públicos), los parados, los de Astilleros, incluso los de Delphi todavía. Raro es que no protesten aún los de Casa Crespo y otros comercios históricos que perdimos. Todo el mundo protesta, pues no se conoce a nadie que esté contento. Terminada la plenitud de las playas, con un Bicentenario que ha evolucionado a Bicentequé, tan sólo otro Vicente (Sánchez) puede salvarnos: que invente el Carnaval de otoño, con todas sus consecuencias. No hay nada mejor para distraer a los gaditanos y gaditanas.

Hoy es fiesta en Cádiz. No por domingo, sino por la festividad de la Patrona, la Virgen del Rosario. Aparte de la procesión y la solemnidad que procura fray Pascual Saturio, llevando gente a Santo Domingo, ¿en qué se notan las fiestas patronales? En cualquier pueblo o ciudad que no sea catalán, cuando llega el día de la Patrona, organizan unas corridas de toros y una feria. Aquí, con los toros, parecemos más catalanes que Artur Mas, y los aficionados se van a El Puerto, a Jerez y a Sevilla. Y con las ferias, ídem de ídem, a El Puerto, a Jerez y a Sevilla. Y con los centros comerciales ídem de ídem, a El Puerto, a Jerez, a Sevilla y a Bahía Sur. Aquí la gente tiende a irse, en cuanto puede. Sólo hay algo que retiene a un gaditano auténtico: el Carnaval.

Estaba protestando todo el mundo, cada uno por su recorte, cuando se publicó que Canal Sur vuelve a interesarse por el Carnaval. Faltaría más. Manolo Casal ha declarado que "estamos condenados a entendernos". Y aunque ya no se suelta la tela marinera como antes, con tanta alegría, algún entendimiento habrá. Canal Sur ha popularizado el Carnaval de Cádiz allende la Bahía, en casi toda Andalucía. Y el Carnaval de Cádiz le ha dado una cierta utilidad a Canal Sur, que ya no retransmite el fútbol de los sábados, ni nada útil. Pero el verdadero Carnaval es el de la calle. Eso lo he oído yo desde hace por lo menos 50 años, cuando dicen que no había Carnaval.

Siempre hubo Carnaval en Cádiz, más o menos disimulado, incluso en la guerra. El otro día publicó el Diario una efeméride de 1937, donde se leía: "Un grupo de soldados gaditanos que están en el frente nos remiten carta para solicitar de sus paisanos el envío de alguna guitarra, bandurria o flautas, ya que no disponen de instrumentos para cantar las coplas de nuestra tierra". O sea, que estarían en el frente de Teruel cantando tangos. Y los del otro bando, igual, y tiro porque me toca. Gaditanos puros, siempre dando la nota musical.

Por eso digo que, si quieren sosegar a tantos indignados, hay que inventar un Carnaval de otoño, pero ya. Entre copla y copla se digieren mejor las penas.