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El Palillero

José Joaquín / león

Un Carnaval borrado

UNO de los mayores atropellos culturales de las últimas décadas en Cádiz fue el derribo del Teatro Andalucía. Es oportuno recordarlo en estos días, porque acogió el concurso del Carnaval, cuando el Gran Teatro Falla estuvo cerrado por obras. En este concurso se han conmemorado los 25 años del regreso al Falla. Pero, desde 1987 y hasta 1991 (cuando volvieron a los ladrillos coloraos), pudimos ver en el Teatro Andalucía a muchas agrupaciones históricas. Allí fue donde Antonio Martín ganó tres primeros premios en 1990: en comparsas con 'La mar de coplas', y las músicas del coro de la Viña, 'Batmonos que nos vamos', y la chirigota de Carapalo, con los legionarios de 'Hasta que la muerte nos separe'. Sin embargo, se permitió el lamentable derribo del Andalucía, en las postrimerías de Carlos Díaz como alcalde. El último espectáculo que acogió fue la película Todos a la cárcel, que se proyectó el 10 de enero de 1994.

La historia del Teatro Andalucía duró menos de medio siglo. Había sido inaugurado en 1949, según proyecto del arquitecto municipal Antonio Sánchez Esteve, que también fue autor de la reforma y ampliación de la Puerta de Tierra. El primer espectáculo estuvo a cargo de la Compañía Lírica de Luis Calvo. Se organizó "a beneficio de los pobres de la ciudad", según se publicó entonces en el Diario. Como se puede ver, en esta ciudad casi siempre hubo pobres que beneficiar. Se reconocía incluso en los años del franquismo más puro y duro.

El Teatro Andalucía llegó a tener más de mil localidades, entre el patio de butacas y los sillones de la planta principal. Funcionó como cine, pero también ofrecía espectáculos de casi todas las estrellas de la España de la posguerra: zarzuela, copla, flamenco, teatro… Además del Carnaval, acogió algunos pregones de Semana Santa. Incluso fue uno de los escenarios de Alcances con Fernando Quiñones. Se le consideraba el segundo teatro de Cádiz, después del Falla.

Cuesta trabajo creer que perdiéramos un equipamiento cultural de los más importantes, en plena democracia. Fue un despropósito y un error, porque la alternativa era meramente especulativa. La carencia de una segunda gran sala fue suplida con la apertura posterior del Palacio de Congresos, que aporta un salón de actos con un aforo similar. Pero Cádiz perdió un espacio emblemático, donde vivimos tardes y noches para el recuerdo. Marcaron la evolución de los coros, comparsas, chirigotas y cuartetos. Para mayor agravio, ese Carnaval ha quedado borrado y ya a nadie le interesa.

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