El Carlos III del siglo XXI

Nos enfrentamos a un cambio en una época que nada tiene que ver a cuando la reina Isabel II llegó al trono

Cuando se habla de los herederos a la corona suele renacer, de manera interesada, la incertidumbre sobre la continuidad de la monarquía. Es como si el sinónimo de "sucesión" fuera "desaparición". Pero, nada más lejos de la realidad, a tenor de cómo se recibe la llegada del nuevo rey al trono británico. Carlos III de Inglaterra es el nuevo rey que, sin duda alguna, llega a regentar rodeado de numeras cuestiones por las que se le otorgan una sucesión de problemas. El prioritario, a nivel popular, es que no es un rey que llegue a la corona sin pasado. Aquellas ancestrales premisas cuyo requerimiento sí cumplía su difunta madre, la reina Isabel II. Se crió en Palacio y con tan solo trece años ya estaba comprometida en matrimonio con Felipe de Edimburgo. Accedió al trono con 25 años y el resto de sus días, de toda su vida, es bien conocida. Carlos de Inglaterra mostraba poco interés por heredar el trono ya que consideraba que la monarquía era una especie de cárcel. No debe resultar tan desagradable mientras se le adjudican 6 casas, 11 secretarias, una gran colección de coches de lujo, y unos ingresos anuales de más de 17 millones de libras, entre otras muchas gozadas. Con todo ello, quizá cumpla con aquello que él mismo dijo en una entrevista sobre Shakespeare, que los herederos tienen que cambiar cuando se convierten en soberanos. Ha opinado sobre política, sobre planes para la rehabilitación del centro de Londres, amenazó con abandonar el país si Tony Blair cambiaba la ley para la caza de zorro… y hasta el "quiero ser tu támpax". Es un rey de 73 años con un vasto pasado. Rey divorciado, casado con una mujer divorciada, se prevé que haga lo que confesó: dar un aire freso a Palacio. Se prevé reduzca a un núcleo duro, la familia Real. Y seguro que con una monarquía menos isabelina conseguirá que veamos al príncipe Guillermo coronado, en un relevo natural, porque quienes tienen el encargo saben que la monarquía ha otorgado estabilidad, seguridad a sus súbditos y, de alguna manera, su madre, fue la reina del mundo. Nos enfrentamos a un nuevo cambio en una época que nada tiene que ver a cuando la reina Isabel II llegó al trono. En una entrevista en 2017 le preguntaron si cuando fuese rey seguiría "entrometiéndose" en la política. Respondió que no era tan estúpido. Que cuando un monarca es coronado tiene que desempeñar el papel de la manera que se espera. La cuestión es qué se espera del rey Carlos III en una joven sociedad que empatiza con el Megixt.

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