CIRCULA el Real Madrid embalado hacia la Décima con Benzema y Marcelo al volante mientras que el Barcelona, después de haber hipnotizado al mundo futbolero estos últimos años, parece decir adiós a lo que en el argot balompédico llaman ciclo. Uno en Ferrari (matriculado en Turquía) y otro en Seat Panda. La risa va por barrios y ahora las carcajadas resuenan en La Castellana. Lógico. Ganar dos partidos en la misma semana al máximo rival provoca euforia. Así es el pique entre ambos. Los barcelonistas han debido soportar las cargas de los merengues, que de vez en cuando sacuden el polvo de sus banderas para recordar que están ahí. El Madrí, casi ná.

Mas conviene esperar a final de temporada para hacer balance y reír a mandíbula batiente ya con argumentos y la faltriquera con algún título dentro. Será entonces cuando se vea qué equipo de los dos acaba el año con mejor botín. Pues puede suceder que los blancos, con la Liga prácticamente perdida, queden eliminados en Champions y pierdan la final de la Copa contra el Atlético, mientras que el Barça, con un título ya asegurado (a comienzos de marzo) si realiza la muy difícil proeza de eliminar al Milan, levante también la Copa de Europa. Todo puede ocurrir. Hasta que el Madrid consiga la ansiada Décima y haga doblete con la Copa. Múltiples combinaciones que harán que unos lloren más que otros al final de la temporada. O incluso que se den por satisfechos si los premios se reparten. Lo que no se perdonará en una y otra acera es que el eterno rival consiga más logros.

Mientras, vivamos las pataletas culés, como la de su portero, y sus quejas arbitrales (las que los blaugrana criticaban del Madrid), la bipolaridad de José Mourinho, la décimo sexta resurrección de Kaká (a ver dónde lo colocan), el descubrimiento de 'Brujapiti' Modric en un partido roto ante un rival con uno menos... Vamos, el circo de todos los días.