En una ciudad como la nuestra, que ni el Bicentenario la saca de su adormecido caminar, cualquier noticia que se salga de los normales cauces diarios, provoca una tormenta de comentarios para todos los gustos. Verdaderamente, el hecho tiene su poder mediático y ha causado un revuelo en la política isleña. Además, la noticia lleva el añadido del sorpresivo cambio ideológico del causante del revuelo. Aunque yo personalmente creo mejor ubicado al autor del cambio, en la actual posición que en su anterior ubicación.

Pero con todos los calificativos que se le quieran añadir a la noticia, destaca sobre todo la importancia que tiene el personaje. Antonio Moreno es noticia por sí solo. Buena persona, líder de la política municipal isleña durante la mayor parte de la democracia y persona mediática y populista con grandes dotes para hacer temblar los cimientos de la empobrecida política isleña. Yo no creo que vaya a ser el cartel de la derecha de La Isla, además, ha caído peor en los seguidores populares que en los andalucistas.

Hablar de política en La Isla era hablar de Antonio Moreno, con sus virtudes, que las tiene, y con sus defectos, que también los tiene. El cambio de estrategia es una decisión suya, sólo suya, y hay que respetarla. Pero la política es política y La Isla actual que tenemos es la que ha creado Antonio Moreno y los andalucistas. Y actualmente la política que necesita nuestra ciudad no puede ser la misma. La ciudad que necesitamos, que está por diseñar, no es el dibujo hecho por el anterior alcalde. La Isla que tenemos es una ciudad despersonalizada, una ciudad que lo peor no fue la pérdida de sus viveros productivos (que lo fue), sino la incapacidad para inventar un nuevo modelo productivo que sustentara la vida socio-económica de la ciudad. La ciudad de Antonio Moreno está todavía en fase virtual. Muchas promesas incumplidas. Obras como Parque de la Historia, Casa Lazaga, Palacio Congresos, Parque del Cerro, pleitos de Bahía Sur y podríamos seguir son obras del anterior alcalde que se vendían como realizadas, como fantásticas, como lo mejor de lo mejor y que nunca veían la luz. Hoy La Isla necesita otra política.

Antonio es el pasado, nunca puede ser el futuro de nuestra ciudad. Su experiencia es muy válida en otra tarea. Ya muchos quieren situar el debate de la política municipal entre dos corredores de altura, un combate entre Antonio y Fernando López Gil. Sería una carrera de altura, entre dos grandes políticos. Pero uno está de vuelta, el otro está en la cresta, está situado en la pole de salida y con mucha distancia. Antonio es el pasado y Fernando es el futuro; es el que ahora mismo representa el modelo de ciudad que necesitamos, es la esperanza de la ciudad. Un político que sabe escuchar, con una cabeza muy bien amueblada, con un proyecto de ciudad moderna basada en la innovación y en los servicios. Fernando es La Isla del futuro y el futuro de La Isla está en su poder de convicción y en su proyecto. Por lo tanto, en otra época si hubiese sido un gran debate entre ambos, pero en la actualidad no, ahora no toca. La ciudad necesita sabia nueva, renovación y un político que traiga esperanza a una ciudad capaz de poner al servicio del ciudadano todo su valor. Pero tampoco podemos reducir la política local a dos personas. El PA todavía tiene algo que decir hasta que llegue la campaña y IU también hay que tenerla en cuenta y lo que salga.

Por lo tanto, no podemos reducir la política a una bipolarización porque no sería cierto ni justo. Pero si que necesitamos futuro, cambio, esperanza, realizaciones y política de altura y eso no lo puede dar el pasado, esto tiene que venir de la mano del futuro y de una autentica política de cambio en nuestra ciudad. De todas formas, sería interesante un cara a cara entre Antonio y Fernando. Sería prometedor.

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