Desde mi cierro

Pedro G. / Tuero

Cantinelas

Fue el pasado lunes cuando este escribidor tenía previsto publicar el presente artículo, pero, desgraciadamente la muerte se interpuso una vez más, como es costumbre, y la indeseable tragedia de la desaparición para siempre de nuestros amigos, primó por encima de todo lo terreno y vano. Y, aprovechando que ese día coincidía con la onomástica de Santa Elena, una mujer del siglo I, hermana de Lázaro y Magdalena, que es invocada como protectora especial de cosas urgentes y difíciles, pues ella con sus súplicas obtuvo la resurrección de Lázaro, también me acordé de aquella cantinela. Una cancioncilla referente a esa ciudad colombiana con el nombre de la santa, que al norte del país, allá a principios del siglo XVI fue fundada por Rodrigo de Bastidas, un sevillano de Triana, que en su afán conquistador, en uno de sus viajes a América se topó con un enclave poblacional y ambiental de excepción, instaurando así esa magnífica urbe. Famosa coplilla que dice: "Santa Marta tiene tren, pero no tiene tranvía…".

Y mire por donde, mi extrañado lector, he aquí que no sólo los isleños carecemos de tranvía, también al otro lado del mundo los hay que no disfrutan -por otras causas, pero justificadas- hace muchísimos años, de este invento tan controvertido. Aunque, sin irnos tan lejos, Velez-Málaga o Jaén, que yo conozca, tienen raíles pero sin tranvía. Una barbaridad más de esta Junta de Andalucía que empeñada en la implantación de este fantasma y conseguidas las obras y mal terminadas, ahora dicen que lo pague el ciudadano. Unas obras desastrosamente acabadas por la carestía e incompatibilidad de materiales empleados en su solería que, según palabras del delegado municipal de la cosa, en un argot técnico admirable, nos dice que las losas de la parte central de esa deteriorada calzada "limitadas por juntas elásticas que con facilidad permite el movimiento transversal son de baja resistencia debido al mortero bajo esas losas que hace que éstas se estén desportillando". Además de el retraso en la puesta en marcha de tal artilugio y la amenaza simulada por parte de esos incompetentes que conforman la Junta, al decir que aún no saben cuánto va a costar su puesta en servicio. Ayuntamientos implicados que se ven venir que el coste y la explotación, el déficit tarifario y lo que penda, correrá a cargo sorprendentemente de ellos.

Y esto es lo que hay, mi pagano lector, que costearemos un capricho que nadie había pedido, cuando ya el trinque ha sido trincado y ahora, en el momento de destrincar, que lo haga otro. Por eso, continuando en mi cavilar, se me apareció otra cantinela que me susurraba "… Susanita tiene un ratón…", que unida a esa tan descarada desfachatez de esa Junta de nuestra malparada Andalucía, pensé que doña Susana bajo la mediación divina de Santa Marta, sea capaz de convertir ese ratoncito en tranvía, aunque yo no me lo crea. Veremos.

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