LO comentaba días atrás un veterano socialista, de larga trayectoria y con muchos años en sus espaldas en órganos de dirección del PSOE: "Somos un partido serio; sería un disparate que se aceptara que se presentaran a las primarias algunas personas que no tienen nada que ver con la historia del PSOE, no cuentan con ningún mérito ni experiencia en política y no tienen más que afán de protagonismo y de salir en la televisión. Estamos atravesando una mala época, pero somos un partido que ha gobernado y pretende volver a gobernar, un partido con sentido de Estado… No podemos dejar que lo destrocen quienes se toman la política como un espectáculo".

El día de este comentario amargo se había publicado que la secretaria de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas, Beatriz Talegón, no descartaba presentarse a las primarias. Se comprende la desazón del veterano socialista y su "somos un partido serio". Talegón se hizo famosa por denunciar en una reunión de las juventudes en Cascais que los asistentes se alojaban en hoteles de cinco estrellas. Un puntazo la denuncia, si no fuera porque los propios compañeros de Talegón no dudaron en explicar, los días siguientes, que la secretaria general viajaba permanentemente por los cinco continentes a gastos pagados, que presumía de acumular puntos de varias compañías aéreas con los que podría realizar viajes privados, y que hasta Cascais nunca había expresado su pesar por el hecho de que los asistentes a las reuniones internacionales se alojaran en buenos hoteles, con los que habitualmente se concertaban precios muy bajos a cambio de una importante ocupación.

Talagón, aparentemente, quiere dar el salto a la política. Pero también se rumorea que quiere hacerlo Ada Colau, que se ha hecho un nombre con la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, la de los escraches, pero ya era bien conocida entre los Mossos por sus actividades en movimientos okupa y antisistema. Como se advierten movimientos en el 15-M para convertir la plataforma en una fuerza política.

La política es un oficio suficientemente serio como para que los partidos tomen medidas para acoger a los mejores, no a los más oportunistas, los más populistas, los más activistas y otros "istas" que pretenden abrirse paso a codazos. No tenemos un Beppo Grillo, afortunadamente, pero sí algunos personajes que no engrandecen la política pero se han hecho un nombre gracias a ella. Mejor no mencionar sus nombres, porque es lo que buscan. Viven de y para los titulares, la vocación de servicio se la toman a título de inventario.