SE está poniendo la cosa que arde", advierten los cañamaques antes de quedarse a gusto. Trajes de letras, letras salvajes, cupletíbiris, trabalenguas sueltas. Más madera. Noche de cuentos para mayores, piropos e improperios en do menor, daños colaterales, letras endogámicas, musicales para niños con mala leche y metáforas en tol bebe. Cuando había que escribir entre líneas no pasaban estas cosas. pasaban cosas mucho peores. Ambiente calentito, cambio climático, bizcos chufleteros, publiquito travieso, cortinas de humo, demonios de hielo, agresividad y finura. En libertad.
Entre Al enemigo, ni agua. Los cañamaques entonan el llanto eterno, "siempre ganan los mismos", ven fantasmas, denuncian agravios, abogan por lo encantador y sencillito pero entran a matar en sendos tangos. Si en el primero endiñan uno de los insultos más graves que se pueden pronunciar en Cádiz, "chuflas", babushazo verbal sin contemplaciones, el coro se pone como el Kiko, y como los Pastrana, con la entrañable TeleTeo, su propaganda masiva y excesiva y los numerosos tontos que a su juicio asisten a la ceremonia diaria de la confusión. Ahí es que cuando surge el doble sentido gaditano: "Siga sentao, haciendo el carajote, y vote y vote y vote, siga votando al PP". A eso se llama cantar entre líneas, ío. Haciendo amigos. No se sabe qué fue primero, si lo cortés, lo valiente o quizá lo falso, que en Cádiz apenas se distinguen los matices cuando los extremos se tocan. Hay quien dice que una mención con "tricnina" al bueno de Germán eleva la anécdota a categoría de bastinazo e impide valorar y rematar la crítica audaz, que queda en agua de borrajas, los de la tele lo encajan, luego todos se funden en mutuos abrazos y aquí no pasó ná. Nunca pasa ná.
Es curioso, pero las delicadas aunque morbosas muñecas de Juan Disney, que más bien parecen travestis enfundadas en papel estelar del musical en boga, cantan luego un cuento increíble, érase una vez una gran ciudad, la ciudad más abierta, donde es tan fácil entrar, la cara b del derrotismo ... pintan un mundo feliz, igualito que TeleTeo cuando se pone gibia, con el Ayuntamiento de Cádiz, sarkozy. De la realidad a la fantasía, y viceversa. Nada que ver con el "duérmete niño" al palestino arrinconado en la tierra prometida (por las narices), "duérmete niño que están tirando cohetes y fuegos artificiales". Unos angelitos arrojan regalos desde el cielo sobre un colegio, mira tú qué lindo, y aparecen en la escena los tres cerditos y el lobo feroz (elija usted mismo a los personajes reales), la tele de occidente ofrece la muerte en directo, "nosotros perdemos la vida y la vergüenza las Naciones Unidas". Caña al "monu".
Para no mojarse, o acaso mojarse sólo los pinreles, nada mejor que decir que "los fulanitos están metidos en el tipo" o que agrada su "puesta en escena". Pura puesta en escena. El Carnaval va camino de convertirse en espectáculo de Broadway, como la vida misma. Claro que un musical pasado por la censura multinacional no incluiría a Peter Pan llegando hasta la Campanillas, de rodillas, ni jugaría con una letra de Jorge Drexler ("cada uno da lo que recibe, cada uno recibe lo que da"), ni transformaría un cuplecito a Tratadearrancarlos Sainz en intercambio de besos a Pedro el de Los Majaras y Ramoni, invitados especiales a la gran fiesta de la paradoja. Por cierto, en plena guerra se llevó un cosqui el Lamas. Siempre igual.
ealcina.blogspot.com
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