Ahora resulta que los que pedían ¡elecciones ya! en realidad situaban ese "ya" después de Semana Santa. Viendo algunas cosas sobre las supuestas molestias que ocasiona una campaña electoral se diría que ahora las elecciones pueden esperar. Se oyen golpes de pecho por doquier contra la obligación incómoda (?) de colocar carteles coincidiendo con las procesiones y contra la decisión del malvado Sánchez, que no respeta las "tradiciones españolas". Es decir un español de bien puede viajar, ir de fiesta, beber y comer con toda la familia, ir de playas, de crucero, perseguir procesiones, visitar Disneylandia o Marina d'Or, miles de cosas españolas, excepto cometer el pecado y delito de alta traición de escuchar las propuestas de las diferentes fuerzas políticas sobre su futuro y el del país. En otros tiempos oscuros se prohibía cantar en esos días. Ahora se quiere prohibir pensar.

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