Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Efecto Moleskine

ana Sofía Pérez Bustamante

Cambio climático

LA hipótesis de Gaia establece que la biosfera del planeta es un sistema que se autorregula para garantizar el equilibrio y las condiciones mismas de la vida. Visualicen ustedes un sistema muy complejo, con un montón de organismos interdependientes, y que los de una especie determinada se dediquen a crecer sin parar y sabotear cualquier estado de equilibrio. Hay un tipo de roedores, los lemmings, que de vez en cuando se arrojan al mar. Según una versión, los lemmings se suicidan en masa cuando alcanzan niveles de superpoblación. Según otra, su instinto es el de sobrevivir, pero sus genes ancestrales están programados para ir en una dirección que, debido a los cambios climáticos y topográficos, resulta no ser viable. En cualquier caso, el punto de partida y de llegada son parecidos: hay un exceso de ratas y al final ya no lo hay. Si el lemming fuera un personaje de Unamuno, se rebelaría contra su autor, entraría en crisis existencial, defendería su libre albedrío, etcétera. (Afortunadamente el lemming no sabe escribir -no ha desarrollado, que se sepa, una subjetividad escritural- y nos ahorramos sus agónicas novelas.) Ahora cambiemos de especie. El homo sapiens sapiens es un organismo que ha elevado a virtud su grado de complejidad y de manera unilateral se ha constituido en eje del universo. Descubrió su autoconsciencia ("sabe que sabe") y decidió que el resto de las especies no cuentan para nada. Anda por ahí comiendo, haciendo ruido y ensuciándolo todo. Cuando se superpuebla, él mismo se autorregula (mata y se mata). A veces se avergüenza y saca leyes de la memoria histórica. Pero llega un momento en que su ritmo de (auto) destrucción no es sostenible. Ahora resulta que ha subido la temperatura de la biosfera y empieza a descongelarse el hielo de los polos. De aquí a poco se puede acabar lo que se daba. Yo me pongo en la piel de la biosfera y lo comprendo (con mi subjetividad escritural, dicho sea de paso). No es que me guste la idea de un Apocalipsis, pero pienso como si fuera un vasco: "¡Hala, a cascarla a otro lado!". Entonces ustedes comienzan a darse cuenta de por qué hay tantas películas sobre las distopías y las naves espaciales que andan buscando planetas alternativos.

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