CUIDADO al abrir el sobre en el que llega al buzón la factura de la luz porque da calambre. Saltan chispas cuando se despliega el folio, tan bien dobladito, y las cifras iluminan mes tras mes incomprensibles subidas que demuestran que las eléctricas siguen dando sus latigazos a los ciudadanos. Si en política los enchufes se cobraran tan caro, seguro que la corrupción sufriría el necesario cortocircuito que esta sociedad demanda. La luz, como el amor, está más cara que ayer y más barata que mañana, y encima todas nuestras casas rinden culto a voltios y amperios porque en su existencia está basada la vida de cada día. Sin electricidad no somos nadie. Pero albergo la esperanza de que, al menos en Cádiz, el concejal José Blas Fernández repita la jugada de 2011 y envíe de nuevo una carta a los usuarios explicando quién es el culpable de estos calambrazos. Entonces era el gobierno de Madrid.

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