Desde Tribuna

José Joaquín / León /

Caída en picado

PENOSO partido del Cádiz en Vallecas. Ya se vieron síntomas del bajonazo en Carranza ante el Oviedo, pero ayer fue peor todavía. Este equipo apunta hacia el desastre. No sólo se aproxima con vértigo a los puestos de abajo, sino que empieza a percibirse que puede ocurrir lo mismo que la última vez que ascendió en 2009 y cayó a la temporada siguiente. Este Cádiz va mal. Algunos fichajes parecen un fiasco. Lo más triste fue que el 3-0 encajado hasta pareció corto. El Rayo Vallecano, que tenía siete bajas y no estaba respondiendo a lo esperado en la competición, ganó con absoluta comodidad.

Álvaro Cervera ha perdido los papeles de sus ideas. Este Cádiz se supone programado para pelear a muerte, defender como jabatos y esperar alguna oportunidad para jugar con verticalidad y marcar. Justamente lo contrario de lo que vimos ayer en el estadio vallecano. Nada de eso. El Cádiz salió con el inconveniente de la ausencia de Garrido. Y conla presencia en la zona ancha de la dupla de Mantecón y Abdullah, con Eddy Silvestre de engarce. Los tres fracasaron. Pero no fueron los únicos.

Para que no faltara de nada, el árbitro Cordero Vega allanaba el camino con un penalti muy riguroso que pitó a Servando. Penalti de capricho, de un forcejeo, esos que sólo se pitan cuando al árbitro le da la gana. Lo falló Embarba, que lo envió fuera. Lejos de descomponerse el Rayo, el que se vino abajo fue el Cádiz.

Todo el equipo estuvo mal. Arriba no se creaba peligro. Ortuño está muy vigilado y es un náufrago. Salvi ya no se escapa casi nunca y no centra bien. En cuanto a Nico estuvo mejor como lateral improvisado que como extremo, con lo que se dice todo.Pero lo peor estuvo atrás. La defensa se le ha descompuesto al Cádiz y el entrenador parece que no se entera.

A Carpio no sé lo que le pasó ayer. Fue un coladero a unos límites exagerados. Lass hizo con él lo que quiso. Por ahí llegó el primer gol, en el que erró lastimosamente. La mitad del gol fue suya. Tampoco estuvo acertado el portero Alberto, que rechazó el balón hacia Embarba. Dos buenas paradas en el primer tiempo, empañadas después en el segundo gol, que se lo tragó, tras un chut de Alex Moreno. Se empieza a poner la lupa en la portería. Sin olvidar que los centrales, sobre todo Servando, parecen demasiado nerviosos en muchos momentos. En el tercer gol nadie vigilaba a Miku.

En la segunda parte entraron Rubén Cruz, Santamaría y José Mari. Este último dio algunos pases con cierto sentido, por lo que podría apuntar a titular dentro de poco. En cuanto a Santamaría y Rubén, que llegaron con intenciones de aportar más, no encuentran el rumbo, ni marcan goles. A lo que se suma que Ortuño ha perdido el olfato rematador. En los cuatro últimos partidos sólo se ha marcado el gol de Garrido, en un córner y a la desesperada.

Hay que recomponer el Cádiz para el próximo domingo ante el Girona. Si se mantiene esta caída en picado, se puede pasar de los nervios a la histeria, con grave riesgo de que los polvorones se queden en la caja y el Cádiz se sitúe en lo más bajo de la clasificación. Había muchas ilusiones, pero el proyecto va por mal camino.

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