Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Cádiz con más hambre

Sorprende ver a dirigentes políticos decir que España no es una democracia plena mientras defienden la represenión en Cuba

En 1998 la Diputación organizó un hermanamiento entre Cádiz y La Habana. En la comitiva oficial iba un concejal del Ayuntamiento de Cádiz militante del PCE(de gañote) que al llegar a la isla pidió ir a cortar caña como ejercicio de solidaridad. Los anfitriones, aunque no entendieron nada,concedieron el capricho. Le llevaron a un cañaveral, le entregaron un machete y a los 15´ el camarada gaditano ya no podía más. Ahí terminó el curso de comunismo práctico. Como aquel concejal, desde el confort que proporciona el malvado capitalismo e incluso con sueldos públicos los hay que apoyan una dictadura sanguinaria y corrupta incapaz de darle de comer a sus ciudadanos. La famosa habanera debería decir ahora "La Habana es Cádiz con más hambre y más palos de la policía". Nos emocionamos con la Torre Gaditana en la Plaza Vieja, pero al pie de la torre vive gente que para poder sobrevivir tiene que hacer colas interminables si no tienen algún familiar en EEUU que les pueda mandar algunos dólares con los que sobrevivir. Aquel romanticismo de los barbudos hace tiempo que dejó de existir. Cuando se acabaron los subsidios de la URSS se extendió la hambruna, luego vino Chávez y empezó a regalar petróleo lo que provocó el espejismo de la subsistencia. En el momento en el que cayó el turismo por la pandemia y Maduro cerró el grifo, volvió el hambre, por eso de manera espontánea salió la gente a la callea protestar y la policía a dar palos. Dice el refrán cubano que los tres problemas del Gobierno son el desayuno, el almuerzo y la cena. Ahora que no hay petróleo que revender ni turistas que mantengan el chiringuito, se desmorona el sistema. Lo sorprendente es ver a dirigentes políticos españoles decir que España no es una democracia plena mientras defienden la represión en Cuba. Si tuvieran en sus manos un machete para cortar caña cambiarían de opinión, cuando al llegar a casa en el frízer (como se dice allí) solo hubiera una jarra de agua, si para disponer de una pastilla de jabón, una libra de arroz, un paquete de frijoles o un poco de azúcar tuvieran que pasar largas colas ante la bodega, como les ha pasado a todos los que fueron allí a vivir como revolucionarios y al poco se volvieron con el rabo entre las piernas. Uno debe querer para los cubanos lo mismo que quiere para sí, lo que empieza por el abastecimiento alimentario y continúa con la posibilidad de poder opinar sin que le lleven a sórdidas cárceles en la calle 100 y Aldabó. Cuando en el Gobierno cubano se abra camino el sentido común llegará la democracia . Mientras tanto en España que dejen de decir tonterías tanto los palmeros como los haters genoveses, mejor para todos . Lo canta ya un coro en la plaza.

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