Con la venia

fERNANDO / SANTIAGO

Cádiz sin derrotistas

EL derrotista gaditano se está perdiendo y es una pena. Ahora todo el mundo tiene envidia sana cuando lo que hay que tener es cochina envidia. Es obligatorio hacer una crítica constructiva cuando lo mejor es una crítica destructiva y cáustica. El buenismo nos invade como una plaga. Cádiz fue siempre una ciudad derrotista, una ciudad donde nos importaban un pimiento todos los fanáticos vehementes que tenían no sé qué idea que iba a cambiar el mundo y resolver los problemas de nuestros hermanos griegos y de los refugiados sirios. Cádiz siempre miró con desdén a los que tenían un proyecto de ciudad, signifique eso lo que signifique. Nunca supe muy bien qué quería decir lo de tener un proyecto de ciudad, concepto acuñado quizás por el Plan Cádiz 2000 que puso en marcha el añorado Alfonso Carlos García González Betes. De aquellos polvos surgió el lodo del terciario avanzado de Vera Borja que terminó en la hostelería que hoy conocemos, la que se queja del escaso horario de las terrazas, de que la gente orine en sus servicios o de que tengan que pagar impuestos pero no tienen problema en hacer contratos de 20 horas para que los camareros trabajen 60. El sueño de la razón produce monstruos. Vuelvo a lo del proyecto de ciudad: ¿quién lo tiene?¿lo tenía Carlos Díaz? Decía el exalcalde: una ciudad comercial, turística, universitaria e industrial. O sea, todo y del tirón. Pero la ciudad no hacía más que perder habitantes, perder industrias y aumentar el paro. Teófila nunca llegó a tal grado de ampulosidad pero el ritmo de pérdidas de empleo y habitantes continuó, sin que supiéramos jamás qué modelo de ciudad tenía y si el nuevo puente o el soterramiento formaban parte de ese modelo. Ahora llega José María González y no solo no sabemos si tiene modelo, ni siquiera sabemos si conoce la ciudad y si tiene alguna idea. No hablo de ideología, que dice tenerla muy profunda y muy anticapitalista(si eso es una ideología). Hablo de proyectos.

Así que vemos a tantos entusiastas fanatizados con Podemos como antes veíamos a los que le gritaban guapa a la alcaldesa en las procesiones o le reían las gracias en los cafés para mayores. Todos entusiasmados, todos contentos, todos fanatizados, todos convencidos. Es cuando llegamos a la conclusión de que no hay derrotistas en Cádiz, no hay comentarios corrosivos, no hay escépticos, ni cínicos, ni gente que relativice . Solo hay hooligans, del Cádiz, de la comparsa de Bienvenido, del Nazareno, del Kichi o del PP.

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