Comprendo perfectamente que haya personas que, después de la temporada que ha dado el Cádiz, no tengan ningún interés en que el club se quede en Segunda División A y prefieran que baje a Segunda B como modo de expiación de culpas. Entiendo, incluso, que entre los buenos aficionados del Cádiz haya muchos que no vean con buenos ojos que se quede en Segunda A por un recurso en los tribunales. Y hasta creo que puede haber personas que escondan un deseo de conocer recónditos pueblos andaluces siguiendo al equipo en la senda de la Segunda B con un afán de mejorar su formación cultural. Pero lo que no tiene sentido es que algunos que se dicen cadistas hayan descorchado champán (perdón, cava) brindando tras haber conocido que Competición no acepta el recurso del equipo. Esos no son del Cádiz y está claro que lo que persiguen es únicamente dar alivio a cuestiones personales con la directiva del club.

Y hasta esto último sería legítimo si no fuese por un pequeño detalle: que al Cádiz, por muy mal que haya jugado al fútbol y por nefasta que haya sido la gestión de sus dirigentes, le asiste la razón y la ley está de su parte. ¿Se imaginan que un juez no diese la razón a un ciudadano sólo porque es mala persona o un mal gestor? "La ley está de su parte, pero como no se lo merece porque se porta mal, fallamos en su contra", tendría que decir su señoría según esa absurda tesis.

No hace falta recurrir a ningún jurista, pues hasta los expertos andan divididos y eso ya es un síntoma. Con sólo ver el capítulo de Barrio Sésamo en el que se explica a los niños cuál es la diferencia entre "dentro" y "fuera" es suficiente como para saber que el Hércules incumplió la norma de la Federación porque hizo "fuera" lo que tenía que haber hecho" dentro". Así de sencillo. Y por ello en Córdoba deberían mirar a Alicante, no a Cádiz. Hablar del "espíritu" de la norma es tratar de desviar la atención. Si aplicásemos ese "espíritu" a cualquier otro incumplimiento (por ejemplo, una infracción de tráfico), nadie pagaría multas porque todo el mundo apelaría a él asegurando que no tenía intención de infringir la norma. Además, ¿dónde situamos los casos en los que hay que aplicar la literalidad y aquéllos en los que hay que aplicar el "espíritu" de la norma?

Y si optamos por el argumento de que la inscripción del jugador juvenil "fuera" de plazo supone su inscripción "automática" en el período siguiente, estupendo: acabemos con los plazos. Que sepan todos los españoles, por ejemplo, que a partir de ahora, aunque se matriculen "fuera" de plazo en la Universidad, en realidad ya están "dentro" porque el curso siguiente, "automáticamente", ya deberían estar inscritos aludiendo al "espíritu" de la norma. Porque, aunque la matriculación se haya hecho fuera de plazo, hay una intención clara de estar matriculados y eso ya debe ser suficiente.

Si el Cádiz tiene que jugar en Segunda B, que lo haga. Pero no será sólo por haber jugado mal al fútbol y por sufrir una mala gestión. Será también porque se han incumplido las normas. Y eso es un gravísimo precedente.

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