Cuarto de Muestras

Brujería judicial

Habrá quien prefiera recurrir a la máquina expendedora que a un mal día del juez

He leído la sorprendente noticia de que el Poder Judicial estudia colocarnos robots que predigan sentencias mediante una aplicación generalizada del sistema de "Justicia predictiva". Brujería jurídica de primer nivel auspiciada por la propia judicatura. Al parecer, el invento almacena toda la jurisprudencia y, sobre un asunto, estima las probabilidades de que el procedimiento judicial se resuelva en un sentido u otro, con un grado de eficacia del 85%. Eso sí que es difícil de calcular, la eficacia de una predicción, porque nunca llegaremos a saber qué hubiera pasado si un juez de los de verdad se hubiera remangado las puñetas. La justicia dispondrá así de un consultorio al que poder recurrir con nuestras miserias e incertidumbres. No sé si la respuesta vendrá en forma de conjuro o de condena.

Habrá como en todo, quien prefiera recurrir a la máquina expendedora que exponerse a un mal día de un juez, a su desidia o hartazgo. Habrá quien de manera modesta crea que de este modo se resuelve más fácilmente su conflicto y con menos malos ratos. Alguno pensará que nos quedaremos sin ese rincón favorito de los periódicos que recogen sentencias disparatadas o contrarias al sentido común porque imagino que en los algoritmos de ese robot togado no tendrán cabidas las conclusiones ilógicas ni los votos particulares. Qué pérdida.

Si miramos para atrás veremos que llevamos siglos andando en espiral. Primero, los hombres administraban la justicia a sus anchas, o lo que es peor, interpretando la justicia divina que era la excusa para las mayores tropelías. Hasta tal punto se desmadró la cosa que la ley del talión supuso un importante avance, pues se consagraba que por un ojo sólo se pagaba con otro ojo. Después ya nos pusimos finos y decidimos crear un poder independiente pero sometido al imperio de la ley. También inventamos la participación popular en la administración de justicia mediante la creación del Tribunal del Jurado.

Alguien verá un avance en el invento. Me pregunto si petrificará el Derecho, si ya no habrá ningún juez que arriesgue a decir algo distinto, no ya a lo que dice el Supremo, sino a lo que dice un robot al que previamente le hemos llenado la memoria de nuestros prejuicios y conocimientos. Me pregunto si sólo quieren disuadirnos de pelear y ahorrar costes. Si alguien no sabe cómo hemos llegado hasta aquí, habría que responder como el torero: degenerando, degenerando.

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