COMENZÓ, como todos los demás, con el uno, el dos, el tresý y, desde ahí, ha ido sumando y sumando hasta llegar a los sesenta. Seis décadas, que se dice pronto, son las que ha cumplido esta semana Mayra Gómez Kemp. Vamos que, para que su marido no olvide nunca ninguna de las dos fechas, la presentadora vino al mundo el mismo día de San Valentín.

Lo celebró en compañía de amigos en un restaurante mexicano -comida típica que le encanta-, y recibió regalos, como un colgante en una cadenita o flores, que le hicieron mucha ilusión. Sin embargo, el mejor presente de todos es seguir estando aquí para contarlo. "La alternativa a no tenerlos no me gusta nada", me contaba la misma tarde . "No tenía previsto celebrarlo pero Alberto me convenció para salir y han venido hasta las cámaras de Tele 5".

Mayra. Incansable, insustituible, inolvidable. Una mujer in que nunca se ha permitido quedarse out. "Creo que todo se debe a la genética que heredé de mamá. Ella vivió hasta los noventa y yo aspiro a lo mismo. Mentalmente, al menos, sigo muy abierta". "Si todos hiciéramos igual, nos iría mucho mejor", concluyo al instante.

Si supiéramos aceptar la veteranía como el grado que es, si no diéramos de lado por la noche a los que, por la mañana, admirábamos, seríamos un pueblo mucho más generoso. Y la Gómez Kemp, por ejemplo, no se habría convertido en invitada de profesión. "He estado en muchos programas últimamente, pero donde no pienso participar es en ninguna "Isla", "Gran Hermano" u otro reality. Me han ofrecido tres y a todos he dicho que no". "Tal vez si te ofrecieran presentarlosý", replico. "Jesús y Mercedes lo hacen muy bien". Y como a buen entendedor, las palabras bastan, dejé a la gran Mayra para que brindara con champán francés y planeara un pronto regreso a Torremolinos. Allí, donde se siente querida y protegida por su gente, como sólo sabemos hacer en el Sur, se la recibirá con los brazos abiertos. Campanaý y se acabó!