Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Bastante progresista

Una cosa es que recibamos a los cataríes y otra que la mendacidad se apodere de las instituciones

En el año 2001 estuvimos en Catar por motivos laborales. Perdonen la historia del abuelo Cebolleta pero como el Selu, he estado 30 años en el puerto de Doha por lo que sé de lo que hablo cuando hablo de Catar.

Las dos terceras partes de la población (cerca de dos millones) son expatriados de Sri Lanka y Pakistán que han ido a Catar para realizar trabajos poco cualificados y que viven al borde de la esclavitud, sin derechos laborales, hacinados en barracones, sin poder abandonar el país salvo permiso expreso de su empleador, sin derecho a asistencia sanitaria ni a voto, sin descanso semanal. En esta monarquía gobierna desde el siglo XIX los jeques de la familia Al Thani. Los 250 mil cataríes de origen reciben una pensión vitalicia de 3.000 euros al mes gracias a sus enormes reservas de gas natural. Allí vive como un maharajá el jardinero de Tarrasa, Xavi Hernández, el futbolista independentista que se permite dar lecciones sobre los derechos humanos en España mientras asegura que allí la gente vive feliz. Ese país es "bastante progresista" para el alcalde de Cádiz. Me parece bien que el

alcalde reciba al embajador de Catar, al de Chile, al comandante del Esmeralda e incluso al cónsul de Alemania. Para eso representa a toda la ciudad. Incluso me parece excelente que se ponga el terno de Eutimio con tal motivo. Me parece perfecto que si Catar quiere invertir en Cádiz, desde el Ayuntamiento se facilite información , ya sea para la venta del hotel del estadio o para cualquier otra .De ahí a decir que es un país bastante progresista va un abismo. Una cosa es que recibamos a los cataríes y otra es que la mendacidad se adueñe de las instituciones.

Que vengan con los 9 millones del hotel y que lo pongan en marcha pero no digamos mentiras y sobre todo, no hace falta fingir interés por los trabajadores gaditanos en Catar: suena a cachondeo. No conozco a los profesores que tuvo González en la Facultad de Letras de la UCA ni sé cuál es su programa de estudios pero me malicio que no es muy exigente cuando un egresado en esa facultad tiene semejante desprecio a la verdad. Tampoco sé cómo son las oposiciones a profesor de enseñanza media pero no deben ser muy exigentes o debe tener muy poco apego a la verdad de los hechos. Pobres niños de Tabernas cuando José María González vuelva a clase y les dé lecciones de historia bajo estas premisas. Una última cuestión: ya verán ustedes como los cataríes no compran el hotel. El que viva lo verá.

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