EL Barcelona se ha empeñado en darle emoción a la Liga y el Madrid, con diez triunfos consecutivos en la competición doméstica, no piensa desaprovechar la oportunidad para echarle el aliento en el cogote. El juego culé sigue superando en muchos kilates a la apuesta más rácana y ordenada que propone cada semana Juande Ramos, pero, a efectos clasificatorios, el Madrid se postula como una clara alternativa de poder. Tras su derrota de ayer en el Calderón, da la impresión de que al cuadro de Guardiola está empezando a pasarle factura el desgaste de hace unos meses. Particularmente, pienso que el conjunto azulgrana es, de largo, el mejor de la Liga, e incluso está sobradamente preparado para reinar en Europa este año. Su talento, unido a un frenesí defensivo nunca visto en un grande, le hace favorito. Ha demostrado muchas cosas Guardiola en su estreno, aunque ahora deberá aprobar el examen a la presión. Y es que resulta mucho más fácil jugar siempre sabiendo que tu perseguidor te ha perdido de vista en el último repecho. El caso es que ahora tiene al Madrid en el retrovisor y se da cuenta que no anda tan sobrado de gasolina. Así pues, parece que contrariamente a lo que muchos pensábamos, habrá Liga algunos meses más.

La jornada no sólo dejó detalles en el doble duelo madrileño-barcelonés. Me llamó la atención una nueva derrota de un Valencia en bancarrota. Jonathan Sesma, posiblemente el jugador que mejor rendimiento haya dado en el Carranza en los últimos lustros, se bastó para poner patas arribas el siempre exigente campo de Mestalla, cuya afición es un continuo quiero y no puedo que reclama una y otra vez equipararse a los grandes.

Por último, Armando jugó el sábado su primer partido de Liga. En Primera, en su San Mamés. El Athletic perdió, pero verlo ahí, en una forma estupenda y cumpliendo su sueño, es reconfortante para los que disfrutamos de su profesionalidad y personalidad.