El Palillero

José Joaquín / león

Banderas amarillas

TODO el mundo sabe que Cádiz es un sitio muy raro, por eso los periódicos extranjeros como The Guardian aconsejan una visita. Es como si aquí se publica un reportaje sobre Bora Bora o Zanzíbar. A nivel mundial, es normal que Cádiz parezca exótico, porque aquí la normalidad resulta exótica, y al revés. Se podrían poner docenas de ejemplos. Sin embargo, hoy me fijaré en uno de los más queridos por la población: nuestras banderas. Disponemos de una colección maravillosa. Y desde que está Kichi de alcalde, los gaditanos y las gaditanas tienen entre sus distracciones fijarse en las banderas. A ver si hoy ondea el pendón de Cádiz en la plaza de Sevilla; o vamos de autonomistas con la bandera de Andalucía; o incluso ponemos la bandera de España, para que no digan. Eso por no hablar de otras que enriquecen el surtido, en según qué ocasiones.

De tanto mirar banderas, a los gaditanos se les ha quedado esa afición, que han ampliado a las playas. Antes nadie se fijaba. La azul era la que más agradaba a Teófila, que organizaba solemnes ceremonias para izarla. En cuanto a las banderas de avisos, unas veces las veías verde, otras amarillas y raramente rojas. "Cuando esté rojo no hay que bañarse, es que las cosas están mal", era el mensaje de las madres. Lo rojo sirve para dar por saco, según opinan los más fachas.

Sin embargo, la buena gente se guiaba por la intuición, no por los colores. Se sabía que con las mareas y resacas te podías ahogar, si te alejabas a una distancia más propia de Mireia Belmonte que de nadadores estilo perrito. O que el flotador del niño, con una ventolera de levante, se podía ir a donde San Pedro pescaba en sus tiempos. O que el oleaje de septiembre va a más, para contento de los surferos. Cádiz es una ciudad marinera, que ha pasado incluso por maremotos.

Por eso me extraña que si ponen cuatro banderas amarillas en las cuatro playas (sin que sea un desagravio al Cádiz por lo que pasó en Miranda de Ebro) se convierta en una noticia de portada, y la gente lo reenvíe por Twitter y haya comentarios caóticos en Facebook. ¿Otro milagro de la Virgen de la Palma? Ya ha vuelto a su templo, tras pasar unos días en Santo Domingo, pero no se ha llegado a tanta necesidad. Han sido unas resacas como tantas. Las hay peores en playas como El Palmar, Zahora o Trafalgar.

Bañarse con las banderas amarillas, que no pasa nada, no muerden las olas. Las ponen para prevenir y porque son cadistas. Con el levante, hemos visto banderas amarillas casi todo el mes de agosto. Y el Levante juega hoy en Carranza contra el Cádiz.

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