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LÍNEA DE FONDO

Bajemos a la tierra

Va siendo hora de eliminar la presión por ascender. Por historia (y por ahora) somos un club de Segunda

OliENDO el tufillo a Segunda B que tiene el Xerez (ojo, que el Cádiz empieza a tener un ligero aroma) uno nota cómo este mundo tan incierto como es el fútbol a veces pone a cada uno en su lugar. Quizás es que el equipo de la ciudad vecina tenga su sitio en la Segunda B, por historia y, sobre todo, por afición.

Es el momento entonces de ver la viga en el ojo propio y darse cuenta de que va siendo hora de eliminar esa presión con la que el Cádiz parte cada año desde que se fue el sensato de Víctor Espárrago. Algo debe fallar en una división en la que la mayoría de los equipos parten al inicio de la temporada con aspiraciones de ascender. Como el Cádiz, hay mucho club histórico que se engaña poniéndose metas que a lo mejor no son las que ahora debe marcarse. Los amarillos han estado la mayor parte de su historia en Segunda, lo que viene a demostrar que, aparte de milagros de San Irigoyen, ese es su sitio natural. En Segunda, todo el mundo tiene la mejor plantilla y ficha a supuestos 'cracks', demostrándose luego que quienes ascienden son los que forman un bloque por encima de los nombres de sus jugadores. Espárrago fue el máximo ejemplo de este tópico no por ello menos certero.

Puede que haya llegado el momento de que un presidente del Cádiz, sea quien sea, baje al suelo y diga al principio de temporada que el objetivo es hacer un equipo de futuro, que es lo que no tenemos desde hace años con tanto fichaje de renombrados futbolistas que, salvo excepciones, buscan aquí su retiro dorado. El Cádiz anda enfermo desde hace tiempo con delirios de grandeza provocados por la cortísima estancia en Primera tras su regreso. Se impone la cordura en un club que sale a competir con otros quince por el ascenso, ramillete que pone más difícil si cabe el salto de categoría. El presidente que ponga este dedo en la llaga se expondrá a contar con muchos menos socios en la campaña de verano, pero es preferible eso a tener engañada a la afición.

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