Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Entre todos

ME conmuevo cada vez que veo a Toñi Moreno llorar cual plañidera en TVE1 en su programa Entre todos, ése que le robaron a Canal Sur, aunque para abundancia del tópico habrá que admitir que la mayoría de los demandantes de sillas de ruedas, enseres y dinero para trasladar a sus hijos a los hospitales es de Andalucía. Ella llora. Me produce pena esta España que ha decidido poner un pobre en la sobremesa, porque una de las virtudes de la solidaridad es el recato, y ahí están Cáritas, el Banco de Alimentos, Aldeas Infantiles y tantas otras ONG que no publicitan las identidades de sus beneficiados. Ahora, Adelaida de la Calle, la rectora de los rectores españoles, mujer progresista, ha sorprendido con un programa para apadrinar a los estudiantes que se han quedado sin becas porque Wert impone su doctrina del darwinismo social. Hace años, si no décadas, que el sector privado debió entrar en los laboratorios y universidades públicas, y no sólo para financiarlos: también para sacarlos de su teórica realidad. Si lo de Adelaida de la Calle es un aldabonazo, pues bien, pero temo que nos vayamos acostumbrando a un Entre todos generalizado. No se estila, pero allá por el precámbrico político se pensó que los impuestos servían para distribuir la riqueza porque se consideraba que comer, dormir caliente y estudiar eran derechos de la persona: qué antiguo.

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