UNO. Para este guiso necesitamos los siguientes elementos: una mujer profesional en su ámbito, con una actividad forjada durante años. Un buen preparador, al que aquí (y allí también) llamamos coach. Y varias personas, que poco tienen que ver entre sí salvo aquello que al final ha acabado siendo su pasión. Están sentados en cómodas poltronas (perdón, sillones) giratorios con pinta de no levantarse de ellos ni aunque les abran sobre sus cabezas el grifo del agua caliente del calentador. Y sí, al percatarse de que algo se está moviendo a sus espaldas se giran hacia esa mujer, profesional, para preguntar: "¿qué es lo que está pasando aquí?". Claro que algunos esbozan una sonrisa forzada, otros hacen pitos, otros ponen cara de decir ¿pero esto ha sido posible? El resultado se llama 'La Voz de Filipinas', concurso de televisión que está siendo un éxito aquí y que refuerza mi creencia de que la realidad imita a la televisión. La mujer que lo ha "revoleao" se llama Lee Grane. No todo va a ser copla.

Dos. ¿Que ustedes tienen bares y un día para calentar la cabeza al camarero con la excusa de ser san no se qué? Nosotros tenemos centros comerciales, oiga. Porque somos de mall. Y a mucha honra. Nos vamos de tapas al food court, puestecitos donde, al menos en Manila seguro que encontramos algo de comida española, normalmente alguna paella. Y, por cierto, no somos tan malajes como ese ministro suyo que ha aprovechado esa festividad de san no se qué para subir la fiscalidad de las bebidas espirituosas. Se ve que él no ha sido nunca de bares.

Tres por cuatro, aquí vamos camino de nuestro particular "doce". Hace once años que se celebra cada 30 de junio el día de la amistad hispano filipina. Por lo tanto la de 2014 será la celebración número doce. Se celebra en un lugar apenas visitado como es la iglesia del pueblo de Baler. Allí se aprende la historia de "los últimos de Filipinas".

P.D. Ha venido un periodista de esa tierra exótica de Occidente a la que ustedes llaman Cádiz para reunirse con todos los Hachero de Iloilo.