Es que iba provocativa". Quizás lo que quería decir es que se lo tenía merecido por vestir como le daba la gana. También pensaba que con esa minifalda o con el escote que llevaba iba pidiendo jarana, aunque él seguramente lo expresará de otro modo. Y si la quería, ¿hay algo malo en eso? El problema es que él no era el elegido. No le entraba en la cabeza el "no es no".El momento del ligue se convirtió en acoso. Al principio sutil, y poco a poco subiendo de nivel con un achuchón, una palabra fuera de tono o el intento de un beso. No es no pero para él sí es sí. Y sigue, y sigue, y ya no quiere parar y el miedo empieza a apoderarse de ella, que quiere escapar cuanto antes de allí. Pero no puede porque la tiene aprisionada y está paralizada. Ya ni siquiera sale el "no es no". Quiere que acabe cuantos antes. Después, encima, tendrá que pasar el segundo acoso, el de ser juzgada por no resistirse. No es no.

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