Menos es más

En la aritmética política muy a menudo menos es más dependiendo del orden de los factores

Confesaré que, durante un tiempo, creí que era yo quien me había equivocado y que Abascal había acertado; pero quizá fuese al revés. Antes de la sorpresa de las andaluzas, estuvimos hablando. Aunque Vox seguía siendo extraparlamentario, yo veía espacio para 10 o 15 diputados, que era el equivalente al voto conservador que yo calculaba firme en los principios, inmune a los cantos de sirena del voto útil. Con esos diputados (nótese que con cinco el PNV acababa de cargarse al gobierno de la nación), se podría negociar mucho, bien y duro. Abascal dijo que ni hablar: que aspiraban a muchísimos más diputados. Luego empezaron a sacar votos en las andaluzas y a dispararse en las expectativas y asumí que yo me había quedado corto.

Hoy, sin embargo, entre el acoso mediático, las trampas de los rivales, los vaivenes de las negociaciones empestilladas, el chasco de la suma que no sumó y la crisis de adolescencia de todo estirón de crecimiento, las estadísticas y las sensaciones hablan de una caída importante de Vox. Creo que aciertan, pero no hasta el umbral de la desaparición, como sueñan Cs y el PP. Quizá el partido se acerca -qué casualidad- a los números que calculé a ojo de buen cubero en aquella ocasión.

Eso, a mi entender, no es, en absoluto, una catástrofe. ¿Porque permitirá a Vox un crecimiento más armónico? Sí, bueno, en parte. ¿Porque irá afinando un discurso que no sentirá la pulsión de imitar los éxitos dialécticos de Trump? Vale, un poco. Pero, sobre todo, porque mantendrá mejor su programa. Puede darse la paradoja de que, si pierde algunos votantes, sea justo por defenderlos con firmeza; aunque si no los defendiese, perdería todos a medio plazo. En el primer caso, perdiendo algo, puede seguir siendo la única voz contra el consenso socialdemócrata políticamente correcto igual con 12 diputados o que con 24.

No encontraría más que su suelo, en el que apoyarse sin sospechas ni amenazas de burbujas. En la práctica parlamentaria, además, tanta fuerza negociadora tendrá con más representantes que con menos, siempre que uno suyo resulte decisivo para inclinar la balanza a un gobierno o a otro o a ninguno; pero con la ventaja de que, después de una hipotética depuración electoral, ya nadie podrá asustar a Vox con la pérdida de votos si es fiel a sus votantes. Si pierde representación por negociar con fuerza, con la representación que le quede, tendrá más fuerza.

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