La consulta de rigor a mi frutero de cabecera -de Conil, por supuesto- está de momento acertando de nuevo. Pregunta: "¿Hacia dónde han orientado este año las avispas sus avisperos?"; respuesta: "Están mirando al levante". Conclusión natural, este verano predominará el poniente. De esto hace ya casi dos meses. Desconozco el rigor científico de esta simple observación de los hombres del campo, como tampoco sé si otras predicciones ancestrales que han pervivido durante varias generaciones, por ejemplo entre los hombres de la mar, se cumplen a pies juntillas, pero al menos da que pensar que el instinto animal, eso que el ser humanos sustituye por la intuición racional, sea capaz de adivinar vientos, lluvias, sequías o terremotos. Ese contacto directo de las avispas con Eolo es envidiable. A ver si evolucionan un poco y construyen sus avisperos en forma de números con la combinación ganadora de la Primitiva.

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