Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Aúpa, Chimborazo

EL libro Guinness de los récords debería entrar en el libro Guinness de los récords como la mayor tontería jamás pensada. Lo del cucurucho de tutti frutti más grande o la marca imbatida de huevos fritos comidos de una sentada me dejan frío, si no indigesto. Hasta que el Guinness no abra una sección de Aurea Mediocritas y tenga la elegancia de recoger la paella más mediana, no se ganará mi respeto. Con esta postura, entenderán que sigo la polémica sobre el destronamiento del Everest como cumbre más alta del mundo con cierta ironía a ras de suelo.

Claro que al súbdito de la monarquía hispánica que sigo siendo le hace gracia que sea el Chimborazo el que haya dado el campanazo. Está en Ecuador; y en eso estriba la cosa. Desde el nivel del mar, sigue siendo más alto el Everest, pero, teniendo en cuenta que el planeta está achatado por los polos e hinchado por la panza, el Chimbarazo dista más del centro de la Tierra y se acerca más al sol. Las pruebas definitivas (porque esto viene de lejos) las ha presentado el Instituto Geográfico Militar de Ecuador, que es juez y parte, pero es una argumentación bonita.

Como vivimos tiempos antielitistas, tendremos que ir abriendo el abanico a criterios diversos, para hacer una jerarquía intrusiva e igualitaria de cumbres y picachos. Que todos sean -por esto o por lo otro- los más altos. Exigimos una geología motivadora. Tenemos derecho a cumbres democráticas y paritarias. Pienso en la órbita lunar, tan variable: ¿no podría medirse a cada momento cuál es la cumbre más cercana a la luna? O así. Los de aquel monte inglés que se empeñaron en que fuese una montaña a base de subir sacos de arena, podrían haberse ahorrado la trabajera.

Ramón Eder tiene un aforismo donde sostiene que existe también el alpinismo de contemplar la cumbre desde la terraza de un bar. ¿Cuál será la cumbre más alta que pueda verse desde una terraza confortable? Cabrían variantes deportivas, según los gustos. ¿Dónde estará el pico más imponente al alcance de una terraza en la que sirvan un jerez muy frío?

Tentándome esa modalidad deportiva, me inclino por el alpinismo sentimental. Esto es, las cumbres a las que te une un sentimiento muy elevado. Ninguna montaña sería más alta para el poeta Leopoldo Panero que el Teleno, al que puso por las nubes. Yo ignoro qué serán más altas, si las rocas de la Calita o las dunas de Fuentebravía, pero de ellas pende mi corazón.

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