Crónicas del retornado

Asterix en Chiclana

CREO que a todos nos cae simpática la pequeña aldea gala inasequible para el omnímodo poder de Roma. Esa aldea es algo muy romántico y a cualquiera de nosotros le gustaría formar parte de su censo, aunque fuera sin poción mágica. Y es que las pociones mágicas no abundan; así que cualquier resistencia tiene que apañárselas por sus propios medios, echándole decisión y coraje o buscándose artimañas defensivas inteligentes y normalmente arriesgadas. En el mundo de la cultura y el arte no hay pocos ejemplos de esa especie de numantinismo. Unos con desenlace dramático y otros, no, por suerte.

Gerzy Grotovski, uno de los grandes innovadores del teatro en el Siglo XX, creador de lo que él denominó "teatro pobre", desarrolló en un pueblo polaco, Wroclaw, una ingente labor teórica y práctica en condiciones de casi indigencia. Cuentan algunos de sus discípulos que se veían obligados con frecuencia a mendigar unas patatas o unas coles entre los campesinos de la zona. Antes había sido profesor en la Escuela de Arte Dramático de Cracovia y, tras la experiencia polaca, pudo exiliarse a París y, posteriormente, a Italia, donde siguió su meritoria labor en condiciones menos precarias.

Personalmente discrepo de muchos de sus postulados, pero es necesario reconocer su importante legado para las artes escénicas; muy en particular la demostración práctica de que es posible poner en escena espectáculos de alta calidad con un mínimo de recursos económicos, siempre que se disponga de proyecto y de actores.

Sólo he citado el ejemplo de Grotovski, pero para muestra, dicen, basta un botón. Se trata de un caso especialmente llamativo en momentos que lo ciclópeo y espectacular parece haberse adueñado del arte y, en especial, de las artes escénicas, con grave detrimento de la calidad y de la originalidad.

Sin embargo, cada día vemos surgir pequeños reductos indóciles, que se empeñan en desarrollar una labor artística sin trabas ni dependencias de poderes económicos o políticos. Sería muy larga la enumeración de estas iniciativas, así que vamos hablar de una de ellas, nuestra e inmediata.

En nuestra Calle de la Vid hay una antigua bodega muy pequeña. El Doctor Alejo Sloan, en una visita a Chiclana, fugaz, pero muy fructuosa, quedó asombrado de lo que se movía en aquel prodigioso reducto. Supongo que todos conocen la prócer figura del sabio Doctor: inventó la vaca - hogar, el faro humano y las píldoras de la invisibilidad, por ejemplo. Fue precisamente en este viaje cuando conoció a su biógrafo y apologeta Carlos C. Laínez, quien, con Carmen Guerrero y Mili Lora, opera el milagro de regentar allí un taller de grabado, una editorial (La Gata), una escuela infantil de pintura, unos cursos de grabado… Un tórculo es una máquina en sí imponente y voluminosa; la impresora y el ordenador ocupan lo suyo y los bártulos de encuadernar, para qué te cuento, materiales aparte. Alejo Sloan quedó muy impresionado, hasta el punto de abandonar allí algunos de sus formidables inventos. "Como éramos pocos, parió la abuela", dicen que comentó don Carlos.

Pues aún le quedaba por ver la invasión teatrera, por si aún se pudiera rizar el rizo. Llegó La pata Física y fue acogida con una hospitalidad fuera de lo común. Es más: se puede decir que allí es donde cuajó del todo esa compañía teatral, todavía balbuceante hasta su llegada al taller. Carlos y Mili eran tan patafísicos como el que más y con ellos, más Bolañoa, más las hermanas Ruiz Arroyo, más Marga, más el propio retornado, se pusieron en pie dos espectáculos: "La Biblia según Warren" y "Poligamia". Con posterioridad a la visita del Doctor Sloan, se inició el montaje de "El Rey Moro de Chiclana o Las Burlas del Destino", un drama muy romántico y aparente, que se estrenará en noviembre (D.M. ) en el teatro Moderno. Por supuesto, toda la escenografía de las obras se encuentra almacenada en el taller. ¡Más difícil todavía!

Pues, para completar el cuadro, Carlos y Mili decidieron añadir alguna cosita y se pusieron a ensayar "Carta de Mamá", que se está representado con lleno absoluto durante todo el verano… ¡En el propio local! Eso obligó a nuestros perfeccionistas actores - directores - utilleros a fabricar un par de tarimas y pedir prestadas un montón de sillas. El espectáculo, por cierto, es de una originalidad enorme y sumamente divertido. El concurso luminotécnico de Jimmy aporta aún más brillantez a la cosa, porque es un técnico teatral de primera fila, que trabaja de conserje en un cole, admirable ejemplo municipal de aprovechamiento de recursos humanos.

Todo eso se hace sin poción mágica, pero con raudales de creatividad y generosidad por parte de todos y, en especial, de los titulares del mágico taller - editorial - escuela - teatro. La plebe patafísica ha intentado obtener un poco de oxígeno municipal, en forma de espacio para construcción y ensayo, pero ha sido en vano. Se ve que nuestro Ayuntamiento ya tiene "optimizado" todo su contingente de locales. Lástima.

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