Asalto al Capitolio

Sería mejor conceder al alcalde el capricho del cambio del nombre del estadio para que no vuelva a presentarse

Gracias a la tecnología hemos podido presenciar, casi como si estuviéramos allí, cómo partidarios de Trump se mostraban disconformes con el resultado de las elecciones celebradas en EEUU, que daban como ganador a su contrincante Bilden. Parece inconcebible que en el país que se considera como un ejemplo de democracia, una multitud quisiera enmendar el resultado de las urnas sin otro argumento que la alegación de su líder Trump de que "su victoria electoral arrolladora, le es arrebatada de manera abrupta y viciada", pese a que todas sus reclamaciones habían sido desestimadas. Y esta multitud no era pacifica, porque su actuación causó cuatro muertes y quince heridos, amén de los destrozos consiguientes en el Capitolio.

Esta actuación de Trump no merece más que censuras y así se las hacen en todos los medios de comunicación, como en su día también se las hicieron (en este caso, algunos) cuando Pablo Iglesias apoyó el "rodea al Congreso" contra la investidura de Rajoy o cuando Susana Díaz fletó autobuses para rodear el Parlamento andaluz en la investidura de Juanma Moreno y se les pedía a los militantes salir a la calle, ante el riesgo de involución de derechos y libertades, por las derechas. Es de reconocer que en estas actuaciones no hubo empleo de violencia, si con las protestas de "rodea al Congreso en 2012 y 2016 o cuando se intentó asaltar el Parlamento catalán en 2010 y 2017. En todas estas actuaciones hay algo en común: un resultado o una decisión democrática que no gusta y se intenta cambiarla. No puede haber nada más antidemocrático, pero desalienta ver con cuanta frecuencia se usa.

Aquí en Cádiz hemos tenido una actuación parecida, con ocasión del cambio de nombre del estadio Carranza. El alcalde presume de su extracción popular, prescinde de un vestuario convencional y se toma unas vacaciones más largas que las de los escolares. Antes, los comprovincianos venían a comprar a Cádiz. Ahora no vienen porque muchos negocios han cerrado y la permisividad del alcalde con los ilegales han hecho, que hasta un periódico escriba que el alcalde (que a mí me cae bien) ha convertido a Cádiz en un centro comercial de manteros ilegales. Dice que volverá a presentarse, porque le quedan muchas cosas que hacer y entre ellas el cambio de nombre del estadio. Sería mejor concederle este capricho, para que no vuelva a presentarse porque la Alcaldía no es lo suyo.

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