YA está bueno lo bueno. El Vaporcito se hunde con la misma facilidad que una galleta María en un vaso de leche y con más celeridad que el Titanic frente a las costas de Terranova; la luz va y viene a ráfagas como si un cachondo Poltergeist se hubiera dejado caer por la ciudad revolviéndolo todo al estilo Moquete de Los Cazafantasmas; septiembre llega truenando y me pone perdida de arriba abajo recordándome que encajo más con el desgraciado protagonista de Lluvia en los zapatos que con el virtuoso Gene Kelly danzando con su paraguas en Cantando bajo la lluvia; y, para colmo, me dejan Sola en casa(vale, estaría mejor poner solo, pero soy una chica, qué le voy a hacer...) con el trauma aún arrastrando de un reciente Atraco a las tres. No me tachen de exagerada si me siento en esta vuelta al cole como Martin Sheen atravesando la jungla en un río raro, extraño, en busca de alguien a quien no he visto ,con el que tengo que acabar y con el miedo de parecerme a él.