El alcalde José María González 'Kichi' se acuerda de cuando su padre llegaba muchos días enfadado a casa porque tardaba la propia vida en encontrar aparcamiento. La vida sigue igual en Cádiz a pesar de que pasan los años. Antes había menos coches y más plazas de estacionamientos libres, menos aparcamientos subterráneos, pero las vueltas en el casco histórico, sobre todo, eran legendarias. Había sitios para aparcar que hoy en día son inimaginables, como la plaza de la Catedral, toda la avenida del Puerto no era de pago y los más avispados se metían dentro del muelle con la excusa de ir a la Estación Marítima para dejar allí el coche durante una semana. Con el tiempo empezaron a proliferar las plazas de zona azul, después las naranjas y muchos estacionamientos subterráneos. Para aparcar ahora hay que rascarse el bolsillo. Ni más ni menos que lo que hacemos cuando visitamos el centro de cualquier otra ciudad.

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