Antonio Llaves en el recuerdo

Era un gran hombre. Por eso José María Pemán lo fichó para que fuera su fiel secretario hasta la muerte

Su padre era obrero de Astilleros y su madre ama de casa, y él fue "el secretario de Pemán". Y lo fue durante los últimos 25 años de vida de don José María. Antonio Llaves Villanueva era un gaditano dedicado a Cádiz; y por encima de todo un hombre bueno, un católico consecuente, que se preocupó por servir a los demás. Ha fallecido a los 87 años, aunque desde hace algún tiempo permanecía retirado de la vida pública, en su piso de la plaza de Candelaria. Apenas salía de casa para ir con su familia, en la sillita de ruedas, a la misa de una de los domingos en San Agustín. Tras superar varios ictus, su vida se iba apagando, como si fuera el último cirio de su Virgen de la Esperanza.

Antonio Llaves fue uno de los fundadores de la cofradía del Nazareno del Amor, en 1951, cuando tenía 18 años. La idea se le ocurrió junto a Eduardo Doménech, y se sumaron amigos como Rafael Franco, Leonardo Andamoyo y Manuel Pérez Blanco. Pero necesitaban un prioste (como se denominaba al hermano mayor) con recursos, y convencieron a Juan Cuadrado, que era el propietario de La Riojana y La Innovación.

Además de su entrega a la hermandad que fundó, fue presidente del Consejo de Hermandades en 2003 y pronunció el pregón de la Semana Santa en 1996. Inventó la Asociación de Pregoneros. No era capillita, sino un hombre de Iglesia. Por eso, fue condecorado en 2012 con la Cruz de la Orden de San Gregorio Magno, que recibió junto a Manuel Cerezo, en un acto presidido por tres obispos: Rafael Zornoza y sus antecesores Antonio Dorado y Antonio Ceballos.

Tuvo dedicación profesional al sector bancario, pero Antonio Llaves era conocido especialmente por ser el secretario de Pemán durante un cuarto de siglo, hasta que don José María falleció en 1981. Conoció muy de cerca los desvelos de Pemán por reconciliar a las dos Españas en sus últimos años. Como secretario gestionó la correspondencia con Rafael Alberti, cuya amistad con Pemán llegó a ser sincera y entrañable, muy ajena a las mezquindades que hemos visto recientemente. Antonio Llaves acompañó a Pemán algunas veces a Estoril, donde iba a visitar a don Juan de Borbón en su exilio. Y fue el comisario, junto a Manuel Bustos, de la exposición de homenaje a Pemán en 1997, que se organizó en la Diputación, y a la que asistieron los Reyes.

Antonio Llaves era afable y cordial, generoso y sencillo, para nada rencoroso. Era un gran hombre. Por eso José María Pemán lo fichó para que fuera su fiel secretario hasta la muerte. Por eso lo será ya para siempre.

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