Año Berenguer

La ocasión del siglo de su nacimiento debería ser motivo para que se conociera mucho mejor al autor y a su obra

Luis Berenguer nació en Ferrol, por Orden Ministerial, pues su padre, médico de la Armada, había sido destinado a la ciudad gallega en el tiempo de su nacimiento. Digo que este 2023 es, por tanto, el año de su centenario. Es probable que muchos no sepan que Luis Berenguer Moreno de Guerra murió en San Fernando, en 1979, ciudad en la que vivió casi toda su vida y donde redactó todos sus libros. Y con seguridad puede que ignoren que publicó cinco novelas insólitas y extraordinarias, siendo la más conocida 'El mundo de Juan Lobón', un relato de cazadores y furtivos que es la historia de nuestra provincia y, por extensión, de nuestra Andalucía. La crítica más pina y prestigiosa de su tiempo, finales de los años 60 y 70, la saludó como una obra inesperada y genial. Con toda razón. Con esto quiero decir que la ocasión del siglo de su nacimiento debería ser motivo para que se conociera fehacientemente al autor y a su obra. Todo debería partir de Cádiz pues sus libros son gaditanos, del interior serrano y jandeño y de los litorales. Pero ojalá llegue la noticia a San Telmo y al despacho del consejero de Cultura, pues ellos tienen la directa responsabilidad de festejar ese nacimiento y honrar a tan maravilloso escritor.

Da tiempo, pues empieza el Año Berenguer, acaba de empezar. Da tiempo a rotular con su nombre algunas calles, colocar un busto de bronce de nuestro autor, organizar seminarios, simposios, cosas que aventen su legado tan importante y esencial. Y la labor educativa necesaria: que sus libros estén en las aulas andaluzas y gallegas y murcianas y castellanas… Que los profesores lo expliquen, lo divulguen, lo den a conocer. El Año Berenguer debe culminar con toda la labor hecha, poniendo su nombre en el marco principal de todas las puertas de la cultura española. Seguro que la Universidad tendrá su lugar, tan importante, en la efemérides. La de Cádiz pero también las otras. Hablamos de lo que apenas cuesta pero que tiene un valor incalculable. Luis Berenguer murió muy joven pero dejó un legado lo suficientemente importante para hacerlo inolvidable. Con Alfonso Grosso, José Manuel Caballero Bonald, Fernando Quiñones y algunos otros pusieron la creación literaria de los andaluces en lo más alto. Que no sufra el déficit de patriotismo cultural al que nos tienen acostumbrado los gestores políticos, los representantes políticos. Porque estamos hablando de lo más grande. El año del Congreso de la Lengua, por el que sé que Cádiz ha peleado, es el Año Berenguer. Ojalá tenga un sitio en la celebración de la lengua que enriqueció y embelleció tanto.

(Continuará)

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