Yo te digo mi verdad

Animales políticos

He renunciado, hace mucho tiempo, a leer, escuchar o ver en serio a nuestros políticos, a los líderes de los grandes partidos

Proclama solemne Pablo Casado, cuando se le pregunta sobre las últimas confesiones del delincuente Bárcenas, que el PP del que habla éste ya no existe, que es "cosa del pasado". Y no sé muy bien qué quiere decir. Al defender la pureza actual del partido y sus diferencias con el anterior, ¿está condenando y aceptando la corrupción generalizada de los tiempos de Aznar y Rajoy, sus predecesores y padrinos?

He renunciado, hace mucho tiempo, a leer, escuchar o ver en serio a nuestros políticos, quiero decir a los líderes de los grandes partidos. O de los que se creen grandes. Tuvimos a Pedro Sánchez confesando sus sarpullidos mentales con la sola idea de gobernar con Iglesias y metiendo al país en unas elecciones para luego tener que abrazarlo. Tuvimos a un Pablo Iglesias despotricando de la casta y ahora reuniendo en su desahogada casa dos sueldos ministeriales. La vida nos obsequia cada día con un Abascal que lo mismo lanza improperios desaforados contra los inmigrantes que critica si se destina dinero a la colaboración con sus países de origen para evitar la huida de ellos.

Otro ejemplo: muchos han criticado indignados que se mantenga la fecha de las elecciones catalanas por el peligro de contagio de votantes y miembros de las mesas, y en fechas navideñas habían callado ante el peligro al que se expuso a clientes y cajeras en las grandes superficies, e incluso habían defendido que se mantuviera la campaña comercial. Ya digo que no entiendo nada ¿pero quiero eso decir que son mucho más importantes para ellos unas buenas ventas que el que la gente decida quién los gobierna y a quién le dan una nueva oportunidad de desenredar el considerable embrollo catalán, o que todo esto se puede aplazar unos meses?

No sé si es realista pedir coherencia a los líderes políticos, muchos de ellos ya acostumbrados a decir una cosa y la contraria como algo normal. Supongo que no, así que tendremos que seguir ahí, resignados con el hecho también inevitable de que a alguno hay que elegir, dirimiendo siempre entre un mal y el menor, manteniendo nuestro espíritu participativo, señalando esas contradicciones y rechazando por inservible la abstención, puesto que esto supone algo peor: no intervenir ni mínimamente en nuestro futuro como sociedad. La política no se diferencia tanto de la vida. En el ser humano son algo inseparable. Ya lo dijo el sabio griego, aunque algunos practiquen más lo de animal que lo de político.

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